Investidura de líder separatista como nuevo presidente catalán abocada al fracaso
La investidura del líder del partido separatista Izquierda Republicana (ERC), Pere Aragonés, como nuevo presidente regional de Cataluña se encaminaba al fracaso este martes en una sesión en la cámara regional, ante las continuadas divisiones de las formaciones independentistas.
Tres años y medio después del fallido intento de secesión de octubre de 2017, los independentistas retuvieron en las elecciones del 14 de febrero el control de la cámara regional, incluso ampliando su mayoría de 70 a 74 diputados dentro de un total de 135.
Pero los dos principales partidos, ERC y Juntos por Cataluña (JXC), formación del expresidente regional Carles Puigdemont, no han logrado ponerse de acuerdo en un programa de gobierno.
Para investir a Aragonés, los 33 diputados de ERC necesitan a los 32 de JXC y los 9 de la anticapitalista Candidatura de Unidad Popular (CUP).
La CUP ya confirmó su apoyo, pero JXC adelantó que, al igual que en una primera votación el viernes pasado, se abstendrá, destinando al fracaso la investidura.
Con este esperado fiasco, se abrirá un periodo máximo de dos meses para formar gobierno o se convocarán automáticamente nuevas elecciones en esta región española de 7,8 millones de habitantes.
Falta "concretar un poco más" el acuerdo de gobierno para "que haya unidad de acción del independentismo", señaló a la radio pública RNE la portavoz de JXC, Elsa Artadi, quien no obstante confió en que Aragonés será presidente regional más adelante y no habrá necesidad de nuevas elecciones.
"Estoy convencido de que nos pondremos de acuerdo, es cuestión de voluntad, porque compartimos objetivos" y "no se entendería" un fracaso en las negociaciones, declaró este martes Aragonés en la cámara regional.
Aragonés ratificó su compromiso de convencer a "más personas (...) de la necesidad de una república catalana en relación de igualdad con los otros estados de la Unión Europea y del mundo".
Desde la fallida secesión de 2017, ERC se ha alejado de la posición más confrontativa de JXC, su socio de gobierno desde 2015, y apostó por abandonar la estrategia de ruptura unilateral y promover la negociación con Madrid.
De hecho, ERC facilitó hace un año la reelección del socialista Pedro Sánchez como presidente del gobierno central, a cambio de la creación de una mesa de diálogo bilateral, paralizada por la pandemia.
El independentismo tomó fuerza a partir de 2010. Aun así, la sociedad catalana está profundamente dividida sobre la cuestión.