Merkel, obligada a cambiar rumbo en política de refugiados
Angela Merkel se ha visto obligada a restringir su política de apertura a los refugiados ante la conmoción en Alemania por las agresiones de Nochevieja que amenaza con poner a la opinión pública en su contra.
"Colonia lo ha cambiado todo, la gente duda", resumía este fin de semana Volker Bouffier, uno de los líderes del partido conservador CDU de la canciller alemana.
La opinión pública cuestiona las decisiones de la canciller porque, aunque por ahora no se ha determinado la responsabilidad de los refugiados en lo ocurrido, la policía de Colonia reveló el sábado que los sospechosos de las agresiones sexuales a mujeres en Nochevieja eran "en gran parte" refugiados e inmigrantes ilegales del norte de África.
En el congreso anual de diciembre Merkel había logrado apaciguar los ánimos en su partido, enardecidos por la política aplicada. Este fin de semana anunció un endurecimiento del régimen de expulsiones de los solicitantes de asilo o de los refugiados condenados por la justicia, aunque sea a penas en suspenso, e insistió en su "deber de integración".
Su ministro del Interior Thomas De Maizière quiere reforzar la presencia policial en las calles y aumentar las cámaras de videovigilancia. Incluso entre los socialdemócratas, el principal socio de la coalición gubernamental, hay partidarios de endurecer el arsenal legislativo contra los solicitantes de asilo que infrinjan la ley.
'Un giro'
"No es prematuro hablar de giro", declaró a la AFP Andreas Rödder, profesor de historia contemporánea de la universidad de Maguncia.
El gobierno alemán sigue negándose a cerrar las fronteras o a limitar arbitrariamente el número de migrantes autorizados a entrar pero en las últimas semanas ha recortado el derecho de asilo nacional. Su objetivo es hacerlo menos atractivo para los candidatos de Oriente Medio, Afganistán o el norte de África y descartar a los procedentes de países considerados seguros. Entre estos últimos incluye a los Balcanes, y pronto podrían seguirles Marruecos y Argelia.
"Después del periodo de brazos abiertos es hora quizá de cambiar de rumbo. Ahora se trata de expulsión, de endurecimiento de la ley, lo ocurrido en Colonia tiene una dimensión realmente política", declaró Tilman Mayer, politólogo de la universidad de Bonn, a la televisión pública Phoenix. Mayer pone énfasis en el "significado simbólico" de las agresiones contra mujeres, algo "completamente nuevo" en el país y, para la opinión pública, "en contradicción" con la bienvenida a los refugiados promovida por Merkel.
La situación es muy delicada para la canciller a la vista de la cantidad de migrantes que siguen llegando (entre 3.000 y 4.000 diarios pese al invierno, y 1,1 millones en 2015) y a las dificultades de contener el flujo migratorio.
"La situación puede degenerar muy pronto para Merkel en la CDU porque crecen las resistencias y el nerviosismo", estima Andreas Rödder.
Por de pronto, los sondeos predicen un éxito para el partido populista Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones regionales previstas en marzo de 2016.