ONU crea centros de cobijo a familias refugiadas en Europa
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y Unicef van a establecer una red de 20 centros especializados de asistencia para niños y familias refugiadas en toda la ruta que recorren desde las islas griegas hasta sus destinos en el norte de Europa.
En junio de 2015 uno de cada diez personas que alcanzaban las costas europeas eran menores de edad, una cifra que se elevó a una de cada tres en noviembre, indicó en rueda de prensa Volker Turk, responsable de protección del ACNUR.
Una información que complementó Marie-Pierre Poirier, responsable de la crisis de refugiados en Europa de Unicef, quien informó que según sus cálculos, en septiembre de 2015, el porcentaje de niños en ruta en Europa se elevaba al 29 por ciento, mientras que en febrero se ha elevado al 40 por ciento.
Ante esta situación, estos centros son más que nunca necesarios, argumentaron ambos responsables.
"Es increíble la resistencia de los niños y la importancia que para una madre puede tener contar con una hora en que sabe que sus hijos están protegidos y jugando, y que pueda amamantar al último en la intimidad", afirmó Poirier.
"La vida de estos niños está totalmente trastornada, poder jugar, aunque sea un rato, les es absolutamente esencial", agregó.
Los centros, denominados "Blue Dots" (puntos azules), ofrecerán un espacio seguro para los niños y sus familias, y servicios vitales como controles sanitarios, áreas de juego, ayuda psicosocial, consejo legal y conexión a internet.
"La idea no es reemplazar los servicios esenciales que el Estado está obligado a ofrecer, no sólo ofrecer esos espacios seguros, sino también ayudar a coordinar los servicios que ya existen y que aportan voluntarios, ONGs, etc para evitar duplicidades", explicó Türk.
Los centros estarán situados en puntos fronterizos y donde haya centros de registro.
Algunos de los centros ya están en funcionamiento y otros lo estarán muy pronto en las islas del Mar Egeo donde llegan los refugiados -la mayoría sirios- que provienen de Turquía (Lesbos, Morfa, Kara Tepe, Chios, Samos, Leros, Kos, Rodas), otros tres en Atenas, y uno en Eidomeni, en la frontera norte de Grecia.
Además, habrá centros en Gevgelia, en la frontera sur de Macedonia, y uno en Tabanovce, en la frontera norte del mismo país.
En Serbia habrá centros en Presevo y Miratovac (frontera sur) y Sid y Adasevci (frontera norte); en Croacia habrá uno en la localidad de Svravonski; y en Eslovenia se creará uno en Dobova (sur) y otro en Shentia (norte).
La idea es que durante toda la ruta desde el Mediterráneo hasta los países del norte europeo los refugiados cuenten con puntos de referencia donde ser atendidos.
"Queremos que haya un seguimiento de los casos, para si un mismo menor aparece en un Blue Dot en Grecia y después lo hace en Eslovenia, los profesionales conozcan de antemano su caso", explicó Türk.
Estos centros se establecen al tiempo que, actualmente, dos tercios de los refugiados en ruta en Europa son mujeres y niños.
De hecho, en enero y febrero el 60 por ciento de los que cruzaron el Mediterráneo eran mujeres y niños, comparado con el 27 por ciento en septiembre.
Otro de los desafíos es seguir mejorando en la identificación y reunificación con sus familias de menores que viajaban con sus parientes pero que se perdieron "durante el caótico viaje al ser separados en un barco, en un autobús, o entre la multitud", dijo Türk.
Actualmente, se consigue reunificar entre 40 y 50 niños en el plazo máximo de 48 horas gracias a la coordinación de las agencias de la ONU con la Cruz Roja, que se encarga de este servicio.
Los centros tendrán por objetivo, además, identificar a los menores que realmente viajen solos, para intentar reunirlos con otros familiares que ya se encuentren en el continente.
Sólo el año pasado, 90.000 menores no acompañados se registraron y solicitaron asilo en Europa, especialmente en Alemania y Suecia.
Con respecto a la violencia de género, otro de los temas que más preocupan a los humanitarios, Poirier subrayó que se ampliarán a los Blue Dots las mismas normas que se han podido establecer en los centros de acogida y registro, como el hecho de que haya baños separados por sexo, y luz y personal de vigilancia las 24 horas del día.