La crisis de los refugiados reabre la polémica sobre la austeridad en Europa

Refugiados sirios / AFP
Afp
17 2015 - 08:41

Alemania está lista para recibir a un millón de los refugiados que llaman a la puerta de Europa, pero sin apartarse de la ortodoxia financiera, pese a los reclamos de flexibilidad de muchos de sus socios.

El ministro alemán de Finanzas Wolfgang Schäuble, encarnación de la austeridad a ultranza durante la crisis de la deuda en la zona euro, declaró que la acogida de refugiados era una "prioridad absoluta" del gobierno de Angela Merkel.

Pero Schäuble dejó claro que esa operación, que podría costar 10.000 millones de euros, se llevará a cabo mediante economías de todos los ministerios y de ningún modo a través del endeudamiento y el déficit presupuestario.

"Podemos superar ese desafío, nuestro país tiene fortaleza para ello, nuestra situación económica es buena", declaró el ministro la semana pasada ante el Bundestag.

Lo que vale para Alemania debería valer también para Europa, y Schäuble urgió el sábado pasado a sus socios comunitarios a "no usar [la crisis de los migrantes] como instrumento" para infringir las normas fiscales. "Hay quienes tienen la idea de apartarse de los criterios de estabilidad, pero para eso no tienen necesidad de la crisis de los refugiados", ironizó.

Pero las voces favorables a cierta flexibilidad se hicieron oír esta vez más desde Austria -un aliado tradicional de Alemania en las recetas de ajuste- que desde Francia o Italia, generalmente más críticos con los estrictos criterios preconizados por Berlín.

"Es inconcebible que los países que se muestran más humanos en la crisis de los refugiados sean castigados por ello", declaró el ministro austríaco de Finanzas, Hans-Jörg Schelling.

Cebellina solicitó a la Comisión Europea la activación de una cláusula del Pacto de Estabilidad que permite, en caso de "acontecimientos excepcionales", superar el tope autorizado de 3% de déficit público.

El déficit de Austria debería ser este año de 2%, según las previsiones de la pasada primavera boreal. Desde entonces, decenas de miles de migrantes, de Siria u otros países en guerra, atravesaron el territorio austríaco rumbo a Alemania.

Un viejo debate

Schelling volvió a poner sobre el tapete el viejo debate, al pedir que "los costos excepcionales se retiren del cálculo del déficit estructural" de un país.

Italia aboga desde hace años por retirar de ese cálculo una serie de renglones, como el de las inversiones. La crisis de los migrantes le permitió reflotar la discusión.

Italia es "uno de los países que más gastan" para enfrentar esta tragedia humanitaria, recordó el ministro de Finanzas Pier Carlo Padoan, para quien separar esos gastos del resto de la contabilidad se ha convertido "en una urgencia realmente europea".

La discusión también provocó polémicas en Bélgica e Irlanda. Luxemburgo, que ejerce la presidencia semestral de la UE, pidió a la Comisión de Bruselas que "analice" el asunto.

Bruselas, por el momento, se abstiene de tomar partido. La Comisión "aplicará las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (...) teniendo en cuenta el conjunto de los factores", declaró el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.

"Capacidad de acción"

Alemania quiere un acuerdo político para que todos los países acepten cuotas de refugiados, antes de hablar eventualmente de dinero.

Schäuble, convencido de que la unión monetaria depende de la disciplina fiscal, teme como la peste que cualquier gesto de desprendimiento tenga un efecto dominó en la zona euro.

También teme que una desviación de la ortodoxia dé argumentos a los Estados regionales (Länder) alemanes, en momentos en que Baviera ya reclama una flexibilización de la sacrosanta regla de oro presupuestaria, que impone el equilibrio.

Merkel es del mismo parecer que su ministro.

"El camino que hemos tomado ya ha demostrado su eficacia" y gracias a las economías realizadas hasta ahora Alemania tiene hoy "capacidad de acción" para enfrentar la crisis de los refugiados, declaró la canciller.

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