Rusia registró en 2020 un récord de temperatura media que afectó a los hielos
Rusia registró una temperatura media récord en 2020 y un retroceso histórico del casquete polar y la banquisa (hielo flotante) durante el verano boreal, anunció este jueves el instituto metereológico Rosguidromet en un informe.
La temperatura media anual fue en 2020 en 3,22ºC superior a la media del periodo de referencia (1961-1990), y 1ºC superior al récord precedente de 2007, constató el centro, que señaló un año "extremadamente cálido tanto en nuestro país como en todo el planeta".
El documento también afirmó que "el índice de calentamiento en Rusia es más elevado que la media del mundo", estimando que desde 1976 la temperatura media en el país había aumentado en 0,51°C por década.
Rosguidromet también advirtió de "una tendencia estable hacia una reducción del hielo que recubre el Ártico", con lo que la ruta marítima del norte "estaba casi totalmente libre de hielo" a finales del pasado verano boreal, hasta situarse en su nivel "más bajo" histórico.
En comparación con los años '80, la superficie de hielo es de "5 a 7 veces menor", afirma la agencia, y "en 2020 la capa de hielo en septiembre alcanzó un mínimo histórico, con una superficie 26.000 km2".
De acuerdo al Servicio europeo de cambio climático Copérnico (C3S), 2020 fue, a la par con 2016, el año más caluroso a nivel mundial.
Finalmente, el informe indica que "La capa de permafrost derretida cada temporada es cada vez mayor".
El martes, la agencia meteorológica predijo temperaturas primaverales superiores a la media en la mayor parte del país y un clima seco en Siberia, lo que hace temer por los incendios forestales, vinculando este fenómeno al cambio climático.
Ambiciones en el Ártico
Rusia ha registrado temperaturas récords en los últimos años. Lo más excepcional ocurrió en junio de 2020, cuando en Verjoianskse, más allá del Círculo polar ártico, hubo temperaturas de 38ºC, el nivel más alto registrado desde el comienzo de las mediciones, a fines del siglo XIX.
Para numerosos científicos, Siberia es, junto con el Ártico, una de las regiones del planeta más expuestas al cambio climático. Esto lleva casi inevitablemente a un aumento de las catástrofes naturales: incendios, propagación de especies invasoras e inclusive inundaciones.
El derretimiento del permafrost puede provocar grandes riesgos: este suelo congelado en forma permanente contiene grandes volúmenes de CO2 y metano, por excelencia gases de efecto invernadero que podrían liberarse si hubiera un deshielo a gran escala y, por lo tanto, agravar el calentamiento global.
Por ahora, este deshielo provoca sobre todo derrumbes y hundimientos de suelos, lo que amenaza a infraestructuras urbanas y económicas.
En la ruta marítima del norte, no obstante, el calentamiento global brinda alas a las grandes ambiciones de Rusia en el Ártico, donde aspira a convertirse en la principal potencia económico-militar.
El derretimiento del hielo provoca que esta ruta sea más navegable, dando lugar a nuevas perspectivas comerciales en el Extremo Norte, al conectar Asia y Europa a través de la misma.
Además de la pesca, empresas rusas explotan grandes yacimientos de petróleo y gas, carbón y minerales preciosos en esa región.