La UE rechaza la petición de Johnson de eliminar la salvaguarda para Irlanda

El primer ministro británico, Boris Johnson.
El primer ministro británico, Boris Johnson. / EFE
Efe
20 de agosto 2019 - 10:33

La Unión Europea rechazó este martes la petición del primer ministro británico, Boris Johnson, de eliminar la "salvaguarda irlandesa", el gran escollo de las negociaciones del "brexit", y le acusó de no ofrecer "alternativas realistas" para evitar una frontera "dura" entre el norte y el sur de esa isla.

"La salvaguarda es un seguro para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda, a menos que y hasta que se encuentre una alternativa. Aquellos que están en contra de la salvaguarda y que no proponen alternativas realistas apoyan de hecho el restablecimiento de una frontera. Incluso si no lo admiten", declaró en Twitter el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Tusk respondió así a la carta que le remitió el lunes Boris Johnson, en la que pedía a los Veintisiete, por primera vez oficialmente desde que está al frente del Gobierno, llegar a un acuerdo sobre el "brexit" que no contemple la polémica "salvaguarda" irlandesa.

Esta parte del acuerdo pretende asegurar que no habrá una frontera "dura" entre Irlanda del Norte (parte del Reino Unido) y la República de Irlanda (miembro de la UE) e implicaría, como último recurso y bajo una serie de condiciones, mantener temporalmente a Irlanda del Norte en la unión aduanera y el mercado único comunitarios.

Esta salvaguarda solo debería entrar en vigor si para diciembre de 2020 no hubiera todavía un acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido.

La Comisión Europea se sumó hoy a la reacción de Tusk y criticó la falta de planes concretos en el Gobierno británico para reemplazar la salvaguarda.

"En la Comisión saludamos el compromiso del Gobierno británico para lograr una salida ordenada. Creemos firmemente que es en interés tanto de la UE como del Reino Unido. No obstante, creemos que la carta no facilita una solución legal operativa para evitar el restablecimiento de una frontera dura en la isla de Irlanda", dijo la portavoz comunitaria Natasha Bertaud en la rueda de prensa diaria de la institución.

La misma portavoz añadió que la carta tampoco establece "qué otros acuerdos alternativos podrían darse y, de hecho, reconoce que no hay garantías de que esos acuerdos puedan estar en marcha a finales del periodo transitorio".

Bertaud recordó además que para Bruselas la salvaguarda irlandesa es "la única manera identificada por ahora por las dos partes" para cumplir el compromiso de evitar que se vuelva a introducir una frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, zona escenario de conflicto entre las décadas de 1960 y 1990.

No obstante, la portavoz subrayó que el Ejecutivo comunitario está listo para "trabajar de manera constructiva con el Reino Unido" y "dispuesto a analizar cualquier propuesta concreta que sea compatible con el acuerdo de retirada".

Por su parte, fuentes europeas indicaron a Efe que "todavía no hay prevista una reunión bilateral" entre el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y Boris Johnson en la cumbre del G7 que tendrá lugar en Biarritz (Francia) del 24 al 26 de agosto, aunque precisaron que "el programa aún no es definitivo".

Tusk será en principio el único representante de la UE en esa cita, dado que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se encuentra convaleciente tras haber sido operado de urgencia el pasado fin de semana de la vesícula biliar y no podrá viajar a Biarritz.

Johnson viajará este miércoles a Berlín, para encontrarse con la canciller alemana, Angela Merkel, y el jueves a París, para reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, antes de la cumbre del G7.

Cuando faltan poco más dos meses para el 31 de octubre -fecha en la que ha de ejecutarse la marcha del Reino Unido de la Unión Europea - Johnson remitió una carta a Tusk, en la que detalla los nuevos argumentos de su Ejecutivo.

El enfoque adoptado por Johnson sobre algunos "aspectos clave" del "brexit" se centra en particular en la controvertida salvaguarda irlandesa (o "backstop"), que considera inaceptable.

Según explica, ese mecanismo resultaría "inviable", "antidemocrático", entrañaría el riesgo de "socavar" el proceso de paz de Irlanda del Norte y sería "inconsistente" con la soberanía del país, pues podría anclarlo de forma indefinida en la unión aduanera.

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