Inflación, falta de divisas y deuda asfixian a los egipcios

Foto ilustrativa: El Cairo, Egipto
Foto ilustrativa: El Cairo, Egipto / Afp
AFP
04 de enero 2023 - 06:30

El malestar lleva meses cociéndose en Egipto por la falta de dólares y los elevados precios de los alimentos. Pero el consejo de un órgano estatal para ahorrar dinero ha sido la gota que colmó el vaso para muchas familias.

Ante las dificultades de muchos hogares egipcios para llenar las despensas, una agencia gubernamental ofreció una fuente de proteínas alternativa y barata: "Patas de pollo, bueno para el cuerpo y para el presupuesto".

El anuncio provocó indignación en las redes sociales y críticas de diputados como Karim al Sadat, quien aseguró que era "ajeno a la realidad de la crisis".

El enfado refleja las adversidades de la nación árabe más poblada, que recientemente tuvo que pedir un programa de préstamos de 3.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional.

Oficialmente, la inflación es del 18,7% pero "el pan que solía comprar por una libra egipcia, ahora cuesta tres", afirma Rehab, cliente de una panadería en El Cairo, que pide no divulgar su apellido.

"Mi marido gana 6.000 libras (unos 242 dólares) al mes, que solían durar todo el mes, pero ahora se terminan en 10 días", asegura la mujer de 34 años.

En un país muy dependiente de los alimentos importados, los precios de productos básicos como el aceite de cocinar o las verduras también se dispararon.

Señales de racionamiento en grandes supermercados advierten a los clientes que solo pueden comprar tres bolsas de arroz, dos botellas de leche y una de aceite por persona.

Reda, una funcionaria y conserje de hospital de 55 años que sustenta a su familia de 13 miembros, dice que la carne congelada se ha más que doblado en precio y "ya no es una opción".

"Incluso con dos salarios, hay muchas cosas que ya no puedo comprar", asegura.

Buscando dólares

La economía de Egipto se vio sacudida por la invasión rusa de Ucrania en febrero, que llevó a numerosos inversores a retirar miles de millones del país norafricano.

Además, la guerra disparó los precios del trigo, del que Egipto es un importante importador, y puso bajo presión las reservas de divisas extranjeras del país.

El banco central devaluó en dos ocasiones el año pasado la libra, cuando la escasez de divisas dejó bloqueados en los puertos mercancías valoradas en miles de millones.

Durante esta crisis, el gobierno presidido por Abdel Fatah al Sisi busca donde puede divisas extranjeras.

A partir de este mes, los turistas tendrán que pagar por los billetes de tren en dólares, dijo el ministro de Transporte, Kamel al Wazir.

Numerosos bancos limitaron la retirada de moneda extranjera y triplicaron los cargos a las tarjetas de crédito.

El canal de Suez

En la última década, Egipto triplicó su deuda externa a 157.000 millones de dólares. Sus reservas extranjeras ascienden a 33.500 millones, de los que 28.000 están depositados en sus ricos aliados del Golfo.

El programa de crédito del FMI, de 3.000 millones en 46 meses, es un grano en el desierto para El Cairo, cuyas obligaciones para 2022-2023 ascienden a 42.000 millones.

La agencia de calificación Moody's sitúa a Egipto como uno de los cinco países más en riesgo de impago de su deuda externa.

Su economía está dominada por poderosas empresas estatales o controladas por los militares que, según el investigador Stephan Roll, son los "principales beneficiarios de la política de deuda".

La deuda externa ha ayudado a "financiar enormes proyectos en los que pudieron ganar importantes cantidades", dijo este analista del Instituto Alemán para los Asuntos Internacionales y de Seguridad.

Según él, el endeudamiento sirvió para "consolidar el régimen autoritario".

Presionado por el FMI, Egipto busca realizar algunas privatizaciones largamente postergadas.

La creación de un fondo soberano vinculado al canal de Suez causó temor a una pérdida de soberanía sobre este paso de agua, que es un orgullo nacional.

Las autoridades rápidamente dijeron que el canal "no está a la venta" y que el fondo supervisado por el mismo presidente Sisi busca aprovechar los ingresos de la infraestructura para captar nuevos inversores.

"Cuando se trata de dinero, no se metan. Yo sé cómo gestionarlo", dijo Sisi recientemente.

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