Medidas de seguridad en Irak ante festividad Chií
Cientos de miles de peregrinos chiíes acudían el martes a una ciudad sagrada iraquí para celebrar el culmen de un ritual religioso de 10 días, rodeados de fuertes medidas de seguridad por el temor a atentados sectarios.
Los rituales del Ashura se celebraron en principio sin incidentes en la ciudad de Karbala, 50 millas (80 kilómetros) al sur de Bagdad, con más de 30.000 soldados iraquíes desplegados para proteger a los fieles. Es la primera vez que se celebra el Ashura desde que extremistas suníes -que consideran a los chiíes apóstatas que merecen la muerte- capturaron buena parte del norte y oeste de Irak.
El Ashura marca el aniversario de la muerte en el siglo VII del nieto del profeta Mahoma, el imán Husein, en una batalla a las afueras de Karbala que selló la división entre los musulmanes chiíes y suníes. Los extremistas suníes han atacado con frecuencia celebraciones chiíes en Irak.
En Líbano, donde las tensiones religiosas se han agravado por la guerra civil en Siria, decenas de miles de seguidores del grupo chií Jezbolá acudieron al bastión del grupo en el sur de Beirut entre unas medidas de seguridad sin precedentes.
La participación del grupo en la guerra de Siria junto a las fuerzas del presidente, Bashar Assad, contra rebeldes de mayoría suní que tratan de derrocarle resulta muy polémica en Líbano. Los críticos dicen que esa decisión ha arrastrado a Líbano al conflicto, provocando atentados suicidas y de otras clases contra bastiones chiíes en el país.
Pero muchos seguidores del grupo respaldaron la participación de Jezbolá en la guerra, adoptando su postura de que la intervención en Siria era necesaria para impedir que extremistas suníes como el grupo Estado Islámico invadan Líbano y cometan masacres como las registradas en Siria e Irak.
Ahora muchos se sienten reafirmados por los combates contra milicianos suníes que libran en el norte del país el ejército libanés y los combatientes de Jezbolá.
Durante las celebraciones en Karbala, muchos hombres se golpeaban en el pecho, se hacían cortes en la cabeza o se golpeaban las ensangrentadas frentes con la parte sin filo de espadas y cuchillos.
Los fieles ondeaban banderas iraquíes y religiosas mientras corrían hacia el santuario del imán Husein.
La multitud coreaba "Husein, Husein", mientras los helicópteros sobrevolaban la zona para ofrecer protección a los peregrinos.