La muerte de Rasputín: el ascenso y caída del ‘Monje Loco’

El 30 de diciembre de 1916 fue asesinado uno de los personajes más extraños, controversiales y decisivos de la historia de Rusia, Grigori Rasputín.

Rasputín, considerado un sanador místico, llegó a ser consejero de la zarina Alejandra y los Románov, después de haber curado, supuestamente, Alekséi, el heredero al trono, del Imperio Ruso, que tenía hemofilia.

Pese a sus orígenes humildes, Rasputín consiguió ser uno de los personajes más influyentes de la Rusia del fin de la era de los zares.

Su fama de místico y adivino del futuro traspasó fronteras, y cuando llegó a San Petersburgo fue recibido por la zarina Alejandra Fiódorovna.

A principios de la Primera Guerra Mundial, en Rusia reinaba el caos, y aunque el zar intentaba asumir el poder, en realidad fue Rasputín el que ejercía un control total sobre la nación.

Las envidias de políticos y los constantes escándalos sexuales por los que era señalado le hicieron caer en desgracia.

¿Cómo murió Rasputín?

Rasputín fue culpado por las derrotas de Rusia en el campo de batalla y acusado de complicidad con los alemanes. Ese momento fue aprovechado por sus para elaborar un plan para acabar con la vida del místico.

Rasputín fue conducido al palacio de Yusúpov con la excusa de ver a la zarina. Primero, fue envenenado con unos pasteles que contenían cianuro. Pero el veneno no hizo el efecto esperado, y tuvieron que dispararle.  Las balas tampoco acabaron con la vida del monje, que intentó huir.

Finalmente, fue herido mortalmente. Los miembros del complot echaron el cadáver de Rasputín al río Neva. Estudios posteriores cuestionaron esta versión de su asesinato y apuntaron la posibilidad de que el servicio secreto británico participara en la muerte.

Poco menos de dos meses de la muerte de Rasputín, estalló la primera etapa de la Revolución de Rusa, la cual causó la abdicación del zar Nicolás II, puso fin a la era de los zares.