Obama demorará actuar sobre migración
En Washington,en una marcha atrás de su promesa de que actuaría en torno a la reforma migratoria al final del verano, el presidente Barack Obama decidió demorar cualquier acción del poder ejecutivo al respecto hasta después de las elecciones legislativas de noviembre, informaron funcionarios de la Casa Blanca.
La medida hizo enfurecer de inmediato a los activistas por la inmigración, al tiempo que ofreció alivio a algunos demócratas vulnerables que enfrentan campañas apretadas para reelegirse al Senado.
Dos funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Obama llegó a la conclusión de que brincarse al Congreso por medio de acciones del poder ejecutivo politizaría el asunto y afectaría los intentos futuros por lograr una reforma amplia.
Los funcionarios, que hablaron bajo condición de no ser identificados con el fin de poder declarar sobre la decisión del mandatario antes de que sea anunciada oficialmente, dijeron que él la tomó mientras regresaba a Washington de una cumbre de la OTAN en Gales.
Obama se comunicó telefónicamente con algunos aliados desde el avión presidencial y les informó su decisión, agregaron, e hizo más llamadas desde la Casa Blanca el sábado.
Dijeron que el presidente no tiene un calendario específico para actuar, pero que de todas formas tomará sus medidas ejecutivas antes de que concluya el año.
En un discurso en el Rosedal de la Casa Blanca el 30 de junio, Obama dijo que les había dado instrucciones al secretario de Seguridad Nacional Jeh Johnson y al secretario de Justicia Eric Holder para que le presentaran recomendaciones en torno a una medida del ejecutivo al respecto para fines del verano. El presidente también prometió que "aplicaría esas recomendaciones sin mayores demoras".
Obama enfrentaba presiones desde frentes distintos: de grupos activistas por los inmigrantes, los cuales exigían una acción rápida y de demócratas preocupados de que actuar en estos momentos fortalecería a opositores republicanos que compiten por el escaño de demócratas vulnerables en la cámara alta. Entre los que se considera corren más riesgo están los senadores Mark Pryor de Arkansas, Mary Landrieu de Luisiana y Kay Hagan de Carolina del Norte.
Los asesores de Obama no estaban convencidos de que una acción presidencial al respecto afectaría los comicios, pero los funcionarios dijeron que las discusiones en torno a cuándo sería el momento más oportuno se incrementaron en las últimas semanas.
A fin de cuentas, los asesores procuraron aprovechar una lección de 1994, cuando se consideró que las derrotas sufridas entonces por los demócratas se debían a votaciones en torno a una legislación para el control de armas, lo que socavó el interés en aprobar futuras iniciativas sobre las armas.
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que los asesores se percataron que, si las acciones que Obama tomase sobre la inmigración fuesen consideradas responsables de derrotas demócratas este año, ello podría minar cualquier intento para lograr una aprobación de una reforma migratoria amplia más adelante.
Los activistas por los derechos de los inmigrantes criticaron duramente a Obama y a los demócratas del Senado por la decisión, afirmando que ambos han mostrado falta de voluntad política.
"Estamos profundamente decepcionados del presidente y estamos profundamente decepcionados de los demócratas del Senado", afirmó Frank Sharry, director ejecutivo del grupo America's Voice. "Nosotros los activistas no prometimos la reforma, sólo cometimos el error de creer en ella. El presidente y los demócratas del Senado han elegido la política sobre el pueblo, el statu quo por encima de la solución de problemas reales".
Cristina Jiménez, directora administrativa del grupo United We Dream (Soñamos Unidos), dijo que la decisión es "otra bofetada al rostro de la comunidad latina y de los inmigrantes".
"Donde hemos exigido liderazgo y valor por parte de los demócratas y del presidente, sólo hemos recibido promesas rotas y falta de agallas políticas", agregó.
Los líderes republicanos en el Congreso también criticaron la decisión del presidente, pero por muy distintas razones.
Mitch McConnell, republicano por Kentucky y líder de la minoría en el Senado, dijo que la medida de Obama equivale a "una de las peores muestras de la política en Washington".
"Lo que es tan cínico del anuncio de hoy sobre la inmigración es que el presidente no está diciendo que se apegará a la ley. Sólo está diciendo que le dará la vuelta a la ley una vez que sea demasiado tarde para que los estadounidenses le pasen la factura a su partido en las elecciones de noviembre", afirmó McConnell. "Evidentemente que esto no es una toma de decisiones diseñada en torno a la mejor política".
El presidente de la cámara baja John Boehner, republicano por Ohio, dijo en un comunicado el sábado que la decisión de demorar, en lugar de abandonar, la idea de una acción del poder ejecutivo en torno a la inmigración "es una bofetada de política descarnada".
"Cualquier acción unilateral sólo tensará aún más los vínculos de confianza entre la Casa Blanca y el pueblo al que presuntamente sirve", afirmó Boehner.
Recientemente se produjo una agria disputa partidista sobre cómo enfrentar el creciente flujo de menores no acompañados provenientes de Centroamérica a través de la frontera de Estados Unidos con México. Los funcionarios dijeron que, cuando Obama hizo su promesa el 30 de junio, la Casa Blanca no había previsto que se produciría dicho desacuerdo.
Obama solicitó 3.700 millones de dólares para atender la crisis fronteriza. Sin embargo, la Cámara de Representantes controlada por los republicanos aprobó una medida que sólo le dio a Obama una fracción del dinero que pidió y facilitó deportar a los jóvenes inmigrantes que llegaban a la frontera, una cláusula a la que se opusieron los demócratas y activistas. A final de cuentas, el Congreso se fue de vacaciones sin emitir una determinación al respecto.
La cifra de menores sorprendidos solos mientras intentaban cruzar la frontera sin permiso ha estado declinando desde junio. Ese descenso y la ausencia del Congreso de Washington durante agosto le han quitado atención a la frontera por ahora.
Durante una conferencia de prensa el viernes en Gales, Obama reiteró su determinación de actuar por su cuenta, pero no especificó fechas. También expresó objetivos ambiciosos para sus acciones ejecutivas.
El mandatario dijo que, a falta de una legislación del Congreso, tomaría medidas para incrementar la vigilancia en la frontera, mejoraría los procesos para agilizar los trámites de los que ya la cruzaron y alentaría la inmigración legal. Dijo también que le ofrecería a los inmigrantes que llevan cierto tiempo viviendo en Estados Unidos sin autorización, alguna forma para que se conviertan en residentes legales, paguen impuestos y una multa y aprendan inglés.
"Quiero ser muy claro: mi intención es, en ausencia de... acción por parte del Congreso, hacer lo que pueda dentro de las restricciones legales de mi puesto, porque es lo correcto para el país", afirmó.