Recuerdan a las víctimas del 11 de septiembre

Políticos, personalidades y familiares se reunieron en Nueva York, Washington y Pensilvania el jueves para recordar a las casi 3.000 personas que perdieron la vida en los ataques perpetrados por Al Qaeda en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.

En lo que se ha convertido en un ritual anual, los nombres de las víctimas se leerán en voz alta durante una ceremonia en el bajo Manhattan, marcada por periodos de silencio para recordar el momento en que se estrellaron los cuatro aviones secuestrados y colapsaron las torres gemelas del World Trade Center.

El presidente estadounidense, Barack Obama, tiene previsto hacer declaraciones en el Pentágono durante una ceremonia privada para los familiares de los fallecidos en el ataque a la sede central del Departamento de Defensa de Estados Unidos perpetrado por el grupo islamista.

En la ciudad de Nueva York, es la primera vez que se realiza una ceremonia conmemorativa desde la apertura del Museo Nacional Memorial 11 de Septiembre, ubicado junto a un repositorio donde fueron trasladados los restos no identificados de las víctimas de los ataques.

El área fue una zona prohibida durante más de una década y está ahora cada vez más conectada con las calles aledañas en un momento en el que los trabajos de reconstrucción están a punto de finalizar.

Larry y Rachel Meltzer llegaron una hora antes del inicio de la ceremonia, llevando sillas plegables y con la imagen del hermano de Larry, Stuart, que trabajaba como operador en una de las torres y perdió la vida durante el atentado.

"Es difícil creer que hayan pasado trece años", dijo Meltzer antes de dirigirse a un punto de seguridad. "En cuanto al dolor, nunca olvido y nunca disminuye", agregó.

Aunque la reconstrucción estuvo plagada de retrasos, dos de los nuevos rascacielos construidos cerca del lugar donde cayeron las torres gemelas han sido abiertos, mientras que la apertura del 1 World Trade Center, el rascacielos más alto del hemisferio norte, está prevista para este año.

La única ceremonia abierta al público fue la llevada a cabo en el Memorial Nacional al Vuelo 93 en Shanksville, Pensilvania, donde cayó uno de los cuatro aviones secuestrados.