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Se trata del anteproyecto 104, que reposa en la Comisión de Economía y Finanzas desde el lunes pasado, y que uniría a Panamá a la lista de 18 países del mundo que tasan este tipo de productos.
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En algunos, a la compra de bebidas azucaradas se le agrega entre 5% y 18% de impuestos. Este año Francia prohibió la venta de sodas refill en todos los restaurantes, para desincentivar su consumo en exceso.
El documento plantea gravar las sodas, jugos de frutas no naturales –independientemente de si son importados o nacionales- y las bebidas energéticas, como una medida para frenar el consumo excesivo de azúcar, “promover un estilo de vida saludable” y “bajar los índices de incidencia de enfermedades como el cáncer y la diabetes”.
El año pasado, la OMS llamó a los países a aumentar en 20% el costo de las bebidas azucaradas.
20% de incremento -dice la dependencia de Naciones Unidas especializada en la salud- "resulta en reducciones similares en el consumo".
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Según la propuesta, el 75% de la recaudación que genere debe ir al Instituto Oncológico (ION) para comprar equipo, contratar personal y acceder a tratamientos como la inmunoterapia. El ION recibió este año $103 millones para operar, $6 millones de los cuales llegaron por impuesto al cigarrillo.
El 25% restante iría al Ministerio de Salud “para proyectos dirigidos a la concienciación, prevención y tratamiento de los pacientes con diabetes, entre ellos el programa de la Clínica del Paciente Diabético a nivel nacional”, dice el anteproyecto.
El Instituto Gorgas estableció en un estudio que 324 mil personas en Panamá padecen de diabetes, y la mitad no lo sabe. Esta enfermedad es la sexta mayor causa de muerte en el país, de acuerdo con el Instituto de Estadística y Censo: al año fallecen cerca de 1,300 personas.