Armas, balaceras y muertes en las cárceles intrigan al gobierno
Las cárceles continúan en la mira de las autoridades por las constantes balaceras que se registran y por la cantidad de armas que son decomisadas dentro de los penales del país, debido a que siguen siendo territorio de los pandilleros quienes arreglan sus diferencias a tiros.
No hay control por el ingreso de armas de todo tipo asegura el ministro de Gobierno, Milton Henríquez, reconociendo que el problema existe y que hay que reforzar las medidas actuales.
El ingreso de armasy artículos prohibidos sigue siendo el mayor problema que enfrentan estos centros carcelarios, a pesar de las requisas.
Una de las mayores interrogantes quese hacen los ciudadanos es quiénes son los responsables de la introducción de armas a los penitenciarios.
Para Severino Mejía, exviceministro de Gobierno y Justicia, ya es tiempo que se sepa los responsables del ingreso de armas a las cárceles.
Este año las balaceras en las cárceles se han vuelto comunes, incluso ya a casi nadie le sorprende cuando ocurre una.
La primera balacera de este año fue el 24 de junio de 2014, en la cárcel Nueva Esperanza de Colón, donde murió un recluso. El 16 de septiembre ocurrió otra en la misma cárcel colonense con otra víctima fatal. Pocos días después, el 27 de septiembre ocurre por tercera ocasión otra balacera en Nueva Esperanza-Colón y el mismo saldo, un muerto.
El jueves 23 de octubre de 2014, se registró un enfrentamiento en La Joyita, donde muere un recluso. El jueves 6 de noviembre pasado se repite la situación en esta cárcel capitalina con otra víctima fatal.
TVN Noticias hace casi un mes conversó con un joven que estuvo detenido por varios años por un delito que cometió y éste contó cómo es el negocio de las armas en las cárceles.
Inclusive, los precios de las armas dentro de las cárceles se detallan de la siguiente forma: Una 9 milímetros tiene un costo de 5 mil dólares, una 38 cuesta 1,500 y un fusil M16 está entre 8 mil a 10 mil dólares. La AK-47 y las granadas también pueden comprarse.
Aunque el problema es serio y se hacen requisas constantes las autoridades tratan de frenar esta problemática para que las cárceles sean centros de resocialización y no escuelas del crimen donde los detenidos aprenden cómo ser más peligrosos.