Se cumple un mes de la crisis hídrica en Azuero, sus residentes piden una solución definitiva
Residentes de Macaracas aún sufren por vertedero cerrado.
La región de Azuero cumple un mes desde el inicio de una grave crisis por la contaminación de los ríos La Villa y Estivaná, dejando a distritos como Chitré, Los Santos, Guararé, Las Tablas y Macaracas en una situación crítica.
Y es que el pasado 26 de mayo, las alarmas sobre una problemática en las plantas potabilizadoras Roberto Reina y Rufina Alfaro saltaron a la luz pública, desencadenando una problemática que afecta directamente el consumo de agua potable de miles de residentes.
Aunque actualmente sale agua de los grifos en los hogares, el temor de la población por consumirla es palpable. La propia administración gubernamental ha insistido en que esta agua no es apta para el consumo, lo que ha llevado a la instalación de tanques en diversas comunidades y a la distribución de agua potable mediante carros cisterna para actividades básicas.
La situación ha generado frustración entre los residentes de esta región del país.
"El río La Villa como el Estivaná tienen que hacerle un trabajo grande y que Dios quiera que se haga ese trabajo para que volvamos a bañarnos tranquilos en esos ríos y beber agua", expresó un residente de la región.
Otro añadió: "Bueno, a esperar que solucione esto, porque desde toda la vida hemos estado tomando esa agua del río. A veces la cogíamos en unos tanques y a veces se abría los tanques y estaba el sedimento de amarillo".
Vertedero en Macaracas agrava la situación
La crisis se agudiza en Macaracas, donde el vertedero local permanece cerrado. De igual manera, los residentes a continúan comprando agua embotellada para sus necesidades diarias. Esta situación prolonga la dependencia de fuentes externas y evidencia la urgencia de una solución integral para la gestión de residuos en la región.
Ante la persistencia de la problemática del agua, las comunidades de Azuero están programando cabildos abiertos. Estos encuentros buscan seguir analizando la situación y proponer acciones contundentes.
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La población espera que, a través de estos espacios de diálogo y presión ciudadana, se logren soluciones definitivas que garanticen el acceso a agua segura y de calidad.