Vista Bella condenada a la sed eterna
Un 28 de julio la Organización de las Naciones Unidas emitía una resolución donde reconoce el derecho humano al agua y al saneamiento en todo el mundo.
Sin embargo, a sólo minutos de ciudad capital, en el distrito de Arraiján, existe una comunidad que parece estar condenada a una sed eterna, Vista Bella.
Según uno de los residentes, el Idaan prometió que les suministraría agua, sin embargo, los habitantes pasan 22 y más de 30 días sin el preciado líquido. La señora emberá, Omaira Barrigón, dice que se ven en la necesidad de usar agua sucia para cocinar.
Se lamentan porque han realizado gestiones hasta en la Defensoría del Pueblo sin obtener respuesta, por lo que aseguran, solo les queda acudir a la Presidencia de la República.
Necesidades básicas como cocinar, bañarse, lavar, son actividades indispensables para una vida humana digna, que no puede ser alcanzada por esta comunidad, que se encuentra tan solo 20 minutos de la ciudad.
Llegar un domingo a esta comunidad te permite ser testigo de largas filas de mujeres, niños y hasta discapacitados para buscar agua.
Otras comunidades, se abastecen de la misma toma, causando en algunos momentos pleitos, porque temen que el pozo artesanal alimentado por el ojo de agua a los pies del árbol de mango se agote antes de llenar sus cubos.
Un proyecto de acueducto construido entre el Idaan y la comunidad, no ha dado resultado.
Pese a que instaló la tubería desde el tanque de reserva hasta su casa el agua nunca llegó, fue desviada hacia otros sectores, se lamenta Carlos Agrazal, residente en el área.
Después de llenar los tanques viene la difícil tarea de cargar el agua hasta sus casas.
Muchos de los residentes han estado expuestos a sufrir accidentes, como es el caso de Mary Delgado, quien se cayó y ahora tiene un tumor en la rodilla.
Esta comunidad, clama a grito agua potable, ha hecho protesta en la calle para ser escuchada, y la única respuesta que tiene por el momento es esperar 30 días.
Vista Bella, un pueblo abrazado por el Cerro Cabra, que cada día se levanta con ganas de echar para adelante, sufre una gran crisis.
Omaira Barrigón, una emberá llena de esperanza, nos dijo que solo quiere agua potable.
Estuvimos con ellos viviendo de cerca la gran odisea que pasan a diario por la falta de agua, su paciencia se les agota, piden a las autoridades una pronta solución.