Francia: Hugo Lloris, un capitán que transmite tranquilidad y confianza a los 'bleus'

Copa Mundial Catar

Hugo Lloris
Hugo Lloris / Abir Sultan
AFP
03 de diciembre 2022 - 11:36

Capitán desde 2010, Hugo Lloris se ha revelado como un líder "fiable" y "tranquilo", un hombre de diálogo "discreto, pero efectivo" cuando hay que actuar para apagar algún incendio en el vestuario de los 'Bleus' y mantener la unión entre todas las estrellas.

El arquero, que el domingo igualará el récord de Lilian Thuram del jugador con más partidos internacionales por los 'Bleus' (142), ha tenido sin embargo una 'discreta' carrera en clubes de segundo nivel, sin alcanzar nunca los éxitos logrados con la selección.

Formado en el Niza, la ciudad en la que nació hace 35, debutó como profesional en 2005 y estuvo en el club de la capital de la Costa Azul tres temporadas, hasta fichar por el Lyon, donde comenzó a hacerse un nombre internacinalmente, a lo que también contribuyó su debut con los 'Bleus' en noviembre de 2008 (con un 0-0 frente a Uruguay en un amistoso). Todo ello le permitió fichar por el Tottenham inglés en 2012, donde sigue jugando una década después.

A falta de grandes títulos con sus clubes, el nombre de Lloris se ha hecho grande gracias a su papel en los 'Bleus', que capitanea desde noviembre de 2010, cuando Laurent Blanc le dio el brazalete después del fiasco galo en el Mundial de Sudáfrica.

"El chico que yo era con 23 años, cuando me dieron el brazalete, y el hombre que soy actualmente son muy diferentes, pese a que mantenga los mismos principios", describía el arquero en una entrevista a la AFP justo antes de tomar parte en Catar de su cuarto Mundial.

"Tengo mucho respeto por el jugador, por el hombre que es. Es una suerte tener esta estabilidad en la selección de Francia, esta longevidad. Es un jugador muy fiable que transmite su serenidad, su tranquilidad", destacó Raphaël Varane, segundo capitán de los 'Bleus'.

Su ausencia el miércoles contra Túnez (derrota por 1-0) se notó en un equipo 'B' al que le faltó tranquilidad, algo que no le dio su suplente Steve Mandanda, pese a la veteranía del segundo arquero galo (37 años).

- "Ejemplaridad" -

"Para todos aquellos que le conocen de cerca, es un profesional intachable", destacó su padre Luc Lloris en una entrevista a la AFP.

Por todos los clubes por donde pasó Lloris, mantuvo una relación muy estrecha con todos los entrenadores, que siempre le hicieron capitán de sus equipos, pese a ser una persona de pocas palabras.

"No es alguien que busque acaparar la atención", añade su actual seleccionador, Didier Deschamps, quien ha encontrado en Lloris un hombre de confianza y su interlocutor perfecto dentro del vestuario.

"Cuando te dan la responsabilidad de ser capitán, tienes un deber con respecto a los otros: ser ejemplar, pero también un líder", explica Lloris. "Honestamente, a veces sin necesidad de hablar".

"Sabe transmitir los buenos mensajes", destacaba el pasado verano Harry Kane, su compañero en los 'Spurs' y capitán de Inglaterra.

- Discreto en lo personal -

El campeón del mundo en 2018 rechaza mezclar su vida profesional con lo extradeportivo. Antes del Mundial, renunció rápidamente a portar el brazalete 'One Love', como si anunciaron otros capitanes para apoyar al colectivo LGBT+, asegurando que prefería "concentrarse en el juego", sin dar más explicaciones, lo que le llevó a recibir críticas de algunas asociaciones.

En cambio, no duda en hablar públicamente cuando aparecen problemas deportivos en los 'Bleus': "En el pasado, sin jugar quizás tan bien, éramos capaces de ganar de manera diferente", dijo en junio pasado después de dos partidos sin victorias.

Jugador de tenis antes de convertirse en futbolista, Lloris no eligió el puesto de arquero por azar: tiene cierta independencia y algo de individualismo en el seno del colectivo.

Una autonomía que también adopta a la hora de gestionar su carrera. No cuenta con agente ni con consejeros personales, por lo que Lloris negocia directamente sus contratos y también su comunicación, sin usar las redes sociales.

"Así me siento más cómodo. Necesito controlar lo que hago en el fútbol y fuera de él", se justifica.

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