Los Mets empiezan a hundirse más temprano

Ap
10 2009 - 16:02

NUEVA YORK (AP) — Pleno mes de julio y previo a un juego los Mets de Nueva York dedicaban el tiempo para practicar atrapar elevados. ¿Julio? ¿Acaso eso no se hace en marzo, durante los entrenamientos de primavera? Pero el detalle está en que los Mets han hecho costumbre regalar outs fáciles, como el infame error de Luis Castillo que les costó una victoria ante sus vecinos Yanquis. Al ritmo que van, los Mets (40-44) no tendrán que pasar un nuevo suplicio en septiembre. El derrumbe ha sido en julio, propiciado por una absurda combinación de lesiones y errores de todos los colores. La serie que perdieron esta semana ante los Dodgers de Los Angeles fue la cuarta seguida que cargaron en contra, con un récord de 3-10. Si estuviesen en la misma división que los Dodgers, el equipo con la mejor marca de las mayores, los Mets estarían a casi 14 juegos. Los salva que se encuentran en el Este de la Liga Nacional, pero la brecha con respecto a los líderes Filis de Filadelfia va aumentando paulatinamente: hasta el viernes era de cinco juegos y medio, su peor momento en el año. "Ahora mismo somos un desastre", dice David Wright, el tercera base que junto al abridor Johan Santana y el relevista Francisco Rodríguez han quedado como las únicas estrellas del equipo que no se han lesionado. Wright resumió mejor que nadie el estatus actual de los Mets, que iniciaron la campaña con altas expectativas al inaugurar su estadio retro Citi Field. "Cuando no hay buen pitcheo, no se batea, juegas mala defensa, pues no se puede ganar. Estamos jugando muy mal y no creo que nadie se está divirtiendo en estos momentos". Aparte de obvias señales de desilusión, el ambiente en su estadio ya es hostil al mejor estilo de Nueva York. El gusto favorito de los fanáticos es ahora aplaudir sarcásticamente cuando alguien atrapa un bombito fácil (Castillo) o lanza strikes (Oliver Pérez). Cuando los Mets no se cavan su propia fosa con errores elementales en el terreno, la mala suerte se extiende con un lesionado. Se trata de una verdadera plaga que comenzó en mayo con el primera base Carlos Delgado, prosiguió con el campocorto José Reyes y alcanzó a Carlos Beltrán. También se quedaron sin el abridor John Maine y el relevista J.J. Putz. Con un roster diezmado y alineaciones diferentes todos los días, los Mets lograron mantenerse cerca de la punta en su división y confiaban seguir así a la espera de la recuperación de sus pilares. Pero no hay garantías para eso y adquirir jugadores de calidad antes que venza el plazo para hacer cambios es casi como una quimera. Las adquisiciones en canjes de Delgado y Santana dejaron al equipo sin prospectos que puedan interesar a otros clubes. "Tengo la sensación que no vamos a encontrar jugadores de esa talla (como Beltrán y Reyes) en el mercado", dijo Wright. El gerente Omar Minaya advirtió que no va a hipotecar el futuro del equipo con nuevos canjes. Fue por eso que el pobre manager Jerry Manuel bromeó cuando le preguntaron si tenía a alguien que le pudiese dar algún tipo de ayuda espiritual en las actuales circunstancias. "Necesito a Ghandi y (Martin Luther) King, ellos sí se pasaron por situaciones difíciles", dijo. La lesión que puso en marcha la espiral en descenso de los Mets fue la del puertorriqueño Beltrán, quien lideraba la liga en bateo y logró ser seleccionado como titular para el Juego de Estrellas. Beltrán paró en la lista de lesionados el 22 de junio por un golpe en un hueso de la rodilla derecha. Desde el último juego de Beltrán, los Mets han anotado tres carreras o menos en 11 partidos, sufriendo tres blanqueadas y tres derrotas por una carrera. Wright, también escogido al Juego de Estrellas, quedó como el único artillero de primera en la alineación y empezó a acusar la presión al caer en un bache de 22 turnos sin conectar hits. "He visto los juegos desde mi casa y me duele lo que está pasando. Son mis compañeros", dijo Beltrán. "Pero como está la cosa, este es un equipo que todavía puede".

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