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Rangers-Gigantes, una Serie Mundial que nadie esperaba

Rangers-Gigantes, una Serie Mundial que nadie esperaba
Rangers-Gigantes, una Serie Mundial que nadie esperaba
Ap
26 de octubre 2010 - 17:17

Quizás no sean los equipos de más renombre, pero como dice el manager de los Rangers de Texas a la Serie Mundial no se va de adorno. El inédito Clásico de Otoño que arranca el miércoles en San Francisco enfrenta a dos conjuntos que llevan una eternidad sin saber lo que significa proclamarse campeones de la Serie Mundial. Los Rangers recién ahora pudieron ganar su primera serie de postemporada tras medio siglo de existencia como franquicia. Los Gigantes, donde han jugado Willie Mays, Juan Marichal, Barry Bonds y Orlando Cepeda, no se consagran desde 1954, cuando aún jugaban en Nueva York. Sólo los Cachorros (1908) e Indios (1948) tienen sequías más prolongadas. "Estos son los dos mejores equipos. Se ganaron el derecho jugando mejor que los demás. Nadie nos regaló nada", dijo Ron Washington, el piloto de los Rangers. "Esto no es obra de la casualidad". Desafiando los pronósticos en contra, ambos salieron victoriosos en seis partidos en las series de campeonato de sus circuitos. La expectativa era una repetición del duelo del año pasado entre los Yanquis de Nueva York y los Filis de Filadelfia. "El mundo entero quería ver a los Filis y Yanquis en la Serie Mundial", dijo el primera base de los Gigantes, Aubrey Huff. "¿Saben qué? Es hora de sangre nueva". Hay dos cosas seguras tras esta Serie Mundial. La primera es que saldrá el noveno campeón diferente en 10 años y QUE Bengie Molina se llevará un anillo de campeón gane o pierda. Tampoco es que el enfrentamiento no será entretenido. El primer juego, por ejemplo, ofrece la rara ocasión de que los dos abridores ganaron el Cy Young en 2008. Tim Lincecum, el derecho con el pelo largo y desenfadada personalidad, sube al montículo del AT&T Park frente a Cliff Lee, zurdo de los Rangers. Será el segundo año seguido en el que Lee, invicto en ocho salidas de postemporada y con 1.26 de efectividad, lanza en un primer juego, ya que lo hizo en 2009 con los Filis al anotarse entonces uno de dos triunfos frente a Nueva York. También está la presencia de Josh Hamilton, el jardinero de los Rangers que fue el jugador más valioso de la serie de campeonato y cuya historia es una de pura redención tras recuperarse de la adicción a las drogas. Cuando los Gigantes transfirieron al puertorriqueño Molina a Texas el 1 de julio, todos quedaron contentos. Buster Posey quedó fijo en la receptoría de los Gigantes y fue la bujía del repunte posterior. Molina le dio estabilidad al puesto en los Rangers y un jonrón suyo fue fundamental para conseguir la tercera victoria ante los Yanquis. Hay personajes estrafalarios como Brian Wilson, el cerrador de los Gigantes que se ha dejado una tupida barba que se tiñe y es fanático de las artes marciales. Por cábala, en Texas, Elvis Andrus (campocorto venezolano) y Neftalí Feliz (taponero dominicano) se han dejado crecer afros y se prestan para ser confundidos. Con sus 22 años cada uno, son los jugadores más jóvenes en las nóminas. Increíblemente, Texas accedió a su primera Serie Mundial en un año a todas luces turbulento. Washington admitió en la pretemporada que consumió cocaína en la campaña anterior y ofreció renunciar, pero los directivos le apoyaron. También está el hecho que la franquicia estuvo en venta y como parte de ese proceso se tuvo que declarar en quiebra. Todo se resolvió en una subasta en la que salió victorioso —al poner 590 millones de dólares— un grupo que incluyó a Nolan Ryan, el actual presidente del club y un legendario pitcher que está en el Salón de la Fama. Un aspecto que los dos equipos comparten fue que en la década de los 90 fueron símbolos del auge de los jonrones propiciado por el uso de los esteroides. Bonds batió en San Francisco el récord histórico de jonrones, mientras que José Canseco, Rafael Palmeiro y Alex Rodríguez jugaron en Texas. Los nombres de todos fueron salpicados en la vorágine de denuncias, confesiones y resultados de controles positivos. Ya ninguno apuesta a los batazos de largo metraje para subyugar a los oponentes, más bien se enfatiza en el pitcheo, defensa y explotar al máximo cualquier despiste que cometa el contrario. La carta de presentación de los Gigantes es su rotación con Lincecum, Matt Cain, el puertorriqueño Jonathan Sánchez y el novato Madison Bumgarner. Lee es el as de los Gigantes, flanqueado por el también zurdo C.J. Wilson y Colby Lewis, éste último ganador de dos juegos contra los Yanquis. Wilson fue el líder de rescates en las mayores, mientras que Feliz estableció un récord de salvamentos para un novato. A primera vista, los Rangers asoman como levemente favoritos al considerarse que ofensivamente aventajan a San Francisco por haber sido primeros en las mayores con sus 787 carreras anotadas. Pero eso también se decía de Filadelfia y los Gigantes —15tos con 697— tienen un ingenio innato para ganar partidos por la mínima diferencia. El manager de los Gigantes Bruce Bochy definió a su equipo como uno "aficionado a la tortura". Siete de las ocho victorias en esta postemporada han sido por una sola carrera. Superaron a los Filis pese a quedar abajo 20-19 en anotaciones. "Nuestra filosofía se fundamenta no en anotar más carreras, sino en evitarlas", dijo Wilson. El que se les considere como los débiles le fascina a los Gigantes, ya que ganaron su división en el último día de la temporada tras estar seis juegos del primer lugar a fines de agosto. Bochy también ha demostrado una gran capacidad de gestión al evitar conflictos cuando le quitó la titularidad al tercera base venezolano Pablo Sandoval y al jardinero central Aaron Rowand cuando éstos no rindieron como se esperaba, dando paso acertado al dominicano Juan Uribe y al puertorriqueño Andrés Torres. Marginó del roster de los playoffs al abridor Barry Zito, sin importarle que sea el que recibe el salario más alto. Cody Ross, adquirido de la lista de transferibles de los Marlins de la Florida, acabó siendo el jugador más valioso de la serie de campeonato. "Hemos tenido el aporte de todos", declaró Bochy. "Se puede decir que somos un equipo de descartes e inadaptados".

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