El Bayern le marca el camino al Barsa

El Bayern le marca el camino al Barsa
El Bayern le marca el camino al Barsa
Ap
02 de mayo 2013 - 09:37

Poco antes del inicio del partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones del miércoles en Barcelona, un inquieto murmullo recorrió como reguero de pólvora las gradas del Camp Nou. Y saltó la noticia: Lionel Messi no salía en el once titular contra el Bayern Munich. La polémica omisión del astro argentino sacudió los cimientos del coloso y del frágil estado de ánimo de una afición que ya llegaba con escasas esperanzas de remontar el mal resultado de la ida (4-0 favorable al Bayern), y acabó yéndose a casa con el duro varapalo de otra derrota de época: 3-0 y adiós traumático de la competición que conquistó en tres de las últimas siete ediciones. El "Caso Messi", quien arrastraba molestias desde los cuartos de final, acaparó la atención tras el partido, pero no ocultó la evidencia de que la sonada eliminación del Barsa y consecuente sensación de vacío en su entorno tienen raíces que van mucho más allá de la influencia del rosarino. Pendiente de la conquista de su vigésimo segunda liga española, que podría alcanzar el domingo ante el Betis por la trigésimo cuarta fecha, el Barsa regresa a la actividad buscando recuperar la tensión competitiva que le falta desde la 20ma fecha, cuando sufrió su primera derrota frente a la Real Sociedad. La trayectoria empezó a truncarse ese 19 de enero, poco antes de que el entrenador Tito Vilanova debiera ausentarse por dos meses para someterse a un tratamiento contra el cáncer. Pero los síntomas de la enfermedad del Barsa hacía tiempo que se insinuaban. Es muy probable que Pep Guardiola, antecesor en el cargo de Vilanova y precisamente próximo entrenador del Bayern, los adivinara el curso anterior, cuando decidió tomarse un año sabático, alegando agotamiento. La transición pareció libre de traumas durante toda la primera ronda, que el Barsa completó invicto; pero la ausencia de Vilanova, quien delegó en su segundo, Jordi Roura, destapó las vergüenzas del equipo, capaz de tumbar a rivales menores pero dejado progresivamente en evidencia por los "grandes". Cuando se le exigió un esfuerzo extraordinario, el Barsa salió malparado en duelos directos con Real Madrid, Milan, Paris Saint Germain y, finalmente, el Bayern. El juego coral y sacrificado de antaño, el que marcó época, desapareció en favor de la "Messidependencia. Y "La Pulga", lanzada en frenética carrera competitiva con el madridista Cristiano Ronaldo, acabó desfondada. Ganador de su cuarto Balón de Oro consecutivo, Messi suma 58 goles en la temporada pero también 4,147 minutos, y tanto él como Cristiano pagaron el desgaste en ambas semifinales europeas. La condición física ha sido un problema constante en el plantel de Vilanova, quien tampoco pudo contar con el mediocampista Sergio Busquets el miércoles y vio una disminuida versión de futbolistas como Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Pedro Rodríguez. Ha trascendido la molestia del club azulgrana con la selección española por la considerada sobreexplotación de sus estrellas; aunque ni Xavi ni Busquets, los más perjudicados, pusieron el freno en su momento. Optando por la línea conservadora en el año de su estreno, Vilanova tiró de jerarquía en las alineaciones y apenas rotó futbolistas. Y cuando lo intentó, algunos se rebelaron en la caseta u optaron por acelerar intervenciones quirúrgicas hasta entonces postergadas; caso del capitán Carles Puyol tras no ser de la partida ante el Milan. Otro internacional como Gerard Piqué dijo tras la semifinal que el club "necesitará tomar decisiones" de cara al próximo curso, y el propio Vilanova apeló a la "autocrítica", aunque insistiendo en que no hubo mala gestión con la lesión de Messi y deslizando que "acusamos las bajas y el resultado de Munich, donde no hay que olvidar cómo llegaron los goles". La velada crítica arbitral es una de las sutiles divergencias respecto a la anterior etapa de Guardiola, quien mayormente evitó tales justificaciones en la derrota y, el día de su presentación, prometió que "los jugadores correrán y se esforzarán". El próximo entrenador del Bayern también llegó entonces tras una dolorosa goleada ante el Real Madrid (4-1), que supuso el fin a la etapa de Frank Rijkaard y generó el adiós instantáneo de ídolos como el brasileño Ronaldinho y su compatriota Deco, siendo reemplazados por Piqué y Dani Aves, entre otros. Un año más tarde, también se despediría el goleador Samuel Eto"o. Los seguidores esperan ahora una similar vuelta de tuerca que dé relevo al mejor Barsa de la historia, irreconocible ante el Bayern tanto en el resultado final como en la forma, falto del orgullo que anunció falsamente el mosaico desplegado en la introducción. Las traumáticas enfermedades de Vilanova y el defensa Eric Abidal explican en parte la dificultad añadida de un año de transición que, salvo insólito descalabro final, generará un título; pero no justifican la mala gestión de los recursos y falta de alternativas para alargar el ciclo. El ex arquero internacional y hoy director deportivo, Andoni Zubizarreta, deberá pasarse a la ofensiva para abordar casos como el fichaje de los brasileños Neymar o Thiago Silva, así como evaluar si jugadores de cuestionado rendimiento como Cesc Fábregas o el chileno Alexis Sánchez merecen más cuerda. No parece peligrar la continuidad de Vilanova, dispuesto a seguir si su salud lo permite. El técnico había declarado en la previa del Bayern que "no tiro la toalla", aunque la sustitución de veteranos como Xavi e Iniesta en la segunda mitad escenificó precisamente eso. Fue una eliminación poco honorable, distinta a la del Madrid. Ahora al Barsa le urge ganar la liga cuanto antes; básicamente, por pasar página y ponerse a trabajar. El Bayern hizo precisamente eso tras caer 4-0 en el Camp Nou en 2009. Dos entrenadores y múltiples fichajes después, mira desde lo alto al Barsa, con Guardiola en el horizonte, trazando el camino a recorrer.

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