Di María muestra compromiso con el Real

Aunque los focos del partido eran para Keylor Navas, el once tenía otros dos nombres a seguir. Di María y Khedira salieron de inicio en el Madrid, dos hombres que han estado más relacionados con las salidas que con la planificación de la inminente temporada. Sus situaciones en el mercado se han ido complicando hasta el punto de permanecer en la plantilla a estas alturas de agosto y de que Ancelotti se vea en la tesitura de contar con ellos para los próximos compromisos. Mientras el PSG sigue buscando una fórmula para fichar al argentino y el Manchester se plantea su fichaje para terminar de rematar un equipo nuevo pero que no arranca, Di María salió a demostrar que, hoy en día, no tiene precio, y pese a que el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, dijese públicamente que el precio solicitado por el Real Madrid era demasiado alto, El Fideo demostró anoche que es uno de los futbolistas más valiosos que hay en Europa. Su disposición sobre el campo y sus ganas fueron bien distintas. Di María se entregó, cuajó varias jugadas de mérito, dio una asistencia y fue el hombre más activo del Real Madrid. El argentino demostró, en su primer amistoso, por qué Ancelotti quiere hacer lo imposible (otra vez) para retenerle. Khedira, por el contrario, estuvo desubicado, llegando tarde a varios envites y fallando en el segundo tanto de la Fiorentina. Ausente. En el primer minuto, Di María ya había lanzado a puerta. Y en el 4’, dio una asistencia de gol a Cristiano con la derecha, en un contraataque perfecto, mezcla de locura y velocidad, las dos cualidades que El Fideo aporta al equipo blanco. Aunque el goleador fue Ronaldo, los compañeros corrieron a felicitar a Di María. James, Khedira, Arbeloa... hasta que el autor del tanto se fundió en un abrazo con su asistente, y no era para menos después de recorrerse más de medio campo para dejar en bandeja el gol al delantero portugués. Pero su recital continuó. En el minuto 6 volvió a tirar. Y en el 13’ echó mano de nuevo de su derecha, ya sin suerte. Estaba hiperactivo, con ganas de demostrarle al mundo que mientras vista la camiseta blanca lo dará todo por ella. Sea el tiempo que sea. Unos días u otra temporada. Llevaba sin jugar desde el 5 de julio, cuando se acabó el Mundial para él, tras lesionarse ante Bélgica, pero no se le notó la inactividad. Al contrario, se le vio muy fresco. Presionaba, conducía las contras, desbordaba y cambiaba el juego... Fue un amistoso para todos menos para él.