No encuentran pruebas de compra del Mundial 2006 pero sí pagos dudosos
Caso Mundial de la FIFA - Alemania 2006
Una investigación encargada por la Federación Alemana de Fútbol (DFB) llegó a la conclusión de que no hay pruebas claras de que haya habido compra de votos para obtener la sede del Mundial 2006 por parte de los representantes de la candidatura alemana, aunque constata pagos dudosos.
La investigación -realizada por el bufete de abogados Freshfields y cuyos resultados fueron presentados hoy- detectó algunos movimientos de dinero poco claros como giros realizados a través de una cuenta a nombre de Franz Beckenbauer, que estaba al frente de la candidatura alemana.
Además, se encontró un giro de 10 millones de francos suizos, realizado desde la cuenta del bufete de abogados suizo Gabriel&Müller, a una empresa en Catar cuyo único propietario era el exfuncionario de la FIFA Mohamed bin Hamann, figura clave en varios escándalos de corrupción y suspendido de por vida.
Con ello, según el informe, no se puede descartar tajantemente que haya habido sobornos.
"No hemos encontrado prueba de compra de votos pero tampoco podemos descartarlo por completo", dijo el jurista Christian Duve al presentar el informe.
Dentro de las investigaciones se ha expresado la sospecha de que Bin Hammann puede haber repartido el dinero que llegó a la empresa entre otros funcionarios de la FIFA de cara a la concesión de la sede del Mundial 2006.
Sin embargo, también se ha sugerido que el dinero se usó para la campaña de reelección de Josef Blatter como presidente de la FIFA en 2002.
Algo que Duve calificó de "misterioso" fue el acuerdo de cooperación firmado por Beckenbauer con el entonces presidente de la Concacaf, Jack Warner, que, según dijo el jurista, "incluía ayudas que iban más allá de las que hay en otros acuerdos comparables".
El expresidente de la DFB, Wolfgang Niersbach, que dimitió en el marco del escándalo, fue parcialmente eximido de culpa por el informe que considera que no necesariamente tuvo conocimiento de cosas que ocurrieron antes de 2015.
También queda sin explicar el pago de 6,7 millones a una cuenta de la FIFA, que al parecer sólo sirvió de intermediaria para retornar un préstamo al exdirectivo de Adidas, Robert Louis Dreyfus.