Luis Enrique no encuentra el rumbo en Barcelona

Su estilo de juego no termina de convencer.

Luis Enrique no encuentra el rumbo en Barcelona
Esp
11 2014 - 16:27

El pasado domingo, en Alemania, Jürgen Klopp celebró la victoria de su equipo, el Borussia Dortmund, sobre el Borussia Monchengladbach besándose el escudo y saludando a la hinchada que llenaba las gradas del estadio. El entrenador germano, después, mantuvo una animada charla con los periodistas en la sala de prensa del Westfalenstadion (rebautizado tras su remodelación como Signal Iduna Park) y con el equipo rozando el descenso cuando debería estar luchando por el título con el Bayern de Guardiola, recibió todo tipo de alabanzas por parte de los medios un día después, el lunes. En Barcelona, Luis Enrique mantiene una relación fría con los hinchas, solamente profesional con sus jugadores y más tirante a cada día que pasa con los medios de comunicación. En Dortmund, Klopp no se arruga a la hora de dar explicaciones a la prensa de sus decisiones, en Barcelona Luis Enrique se escuda en el secreto; mientras uno argumenta sus decisiones y acoge las críticas con la lógica de quien ve a su equipo hundido en la tabla, el otro sentencia con monosílabos cualquier pregunta incómoda, a la vez que asegura que no le interesa "nada" lo que puedan decir los periodistas porque "no leo la prensa". De las risas de agosto a las ironías de noviembre el camino ha sido claro en el Barça: el equipo no juega tal y como se proyectó en el programa inicial del entrenador y ha entrado en una espiral peligrosa. de la "Messidependencia" que fue la clave del pasado se ha pasado en opinión de muchos a la "Messitáctica", consistente en esperar a ver la situación de Leo en el campo para entender el desarrollo del fútbol azulgrana. Y entre todo ello se espera todavía a conocer la trascendencia real de Luis Enrique en todo el entramado del equipo. En 11 jornadas de Liga el entrenador ha presentado 11 alineaciones diferentes, sin explicar el cambio de hábitos en el protagonismo de un centro del campo en que pasa de Rakitic a Xavi sin pestañear a pesar de la variación que supone jugar con el uno o con el otro y que provoca que el ancla del juego, Busquets, se vea directamente perjudicado. Sus cambios en la defensa, el ostracismo de Montoya, la invisibilidad de Douglas, el desplazamiento en Madrid de Mathieu al lateral, el castigo (negad

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