Warner vendió su voto a Sudáfrica por un millón
Marruecos también ofreció millones para quedarse con la sede de 2010
La complejidad de la trama que investiga el Departamento de Justicia de Estados Unidos, siempre tras el rastro del dinero, obligó a los tipos que redactaron el informe en la oficina de Brooklyn a detallar en puntos cada una de las acciones que el hilo americano —Concacaf y Conmebol— llevó a cabo desde 1990.
Y en uno de esos puntos del informe CR 15-252, del 181 en adelante, se describen con detalle las supuestas maniobras previas a la votación de la sede de un Mundial, que deben ser norma común en el acercamiento a miembros de la FIFA de la calaña de Jack Warner, el presidente de la Concacaf y miembro FIFA —el de Al Ghandour en Corea 2002— para conseguir su apoyo.
Gracias al chivatazo del conspirador 1 —no citan el nombre, aunque se deduce que es Chuck Blazer, antiguo secretario general de la Concacaf—, se puede leer: “El acusado Warner y su familia habían establecido estrechos lazos con Sudáfrica hacia el año 2000”, país del que ya cobró en la habitación de un hotel de París 10.000 dólares por una serie de partidos.
Prosigue el escrito contando que en fechas anteriores a la elección del Mundial de 2010, que se celebró en mayo de 2004, Warren y Blazer (le siguen llamando el conspirador 1, dada su condición de protegido) viajaron a Marruecos, país que también participaba en aquella elección, donde la candidatura alahuita ofreció “un millón de dólares por el voto secreto para la Copa del Mundo 2010”.
10 millones para sobornos En ese mismo viaje fue donde Blazer supo que el Gobierno sudafricano había dispuesto 10 millones de dólares a la Concacaf “en apoyo de la diáspora africana”. Y también comprendió que Warner y el conspirador 17 —otro miembro de la FIFA que este periódico no ha podido identificar— votarían a Sudáfrica en lugar de Marruecos. Además, trabajarían en favor de Sudáfrica para convencer a los otros miembros de Latinoamérica.
Volviendo al escrito, Blazer apunta que Warren le dijo que había aceptado la oferta de Sudáfrica y le prometió a él otro millón de dólares. Como se sabe, en la votación, Sudáfrica tuvo 14 votos, con todo el apoyo de Hispanoamérica, y Marruecos, 10, entre ellos el de España. Warner, Blazer y el conspirador 17 votaron a favor del país del cono sur.
Según el soplón —cuya colaboración no ha sido voluntaria, sino a raíz de ser investigado por el FBI años atrás—le preguntó durante años por aquellos 10 millones de dólares y llegó a la conclusión de que el pago se había hecho a través de FIFA, no directamente desde Sudáfrica.
El rastro era el siguiente: los pagos que la FIFA, se supone, enviaría al país organizador para apoyar la celebración, recayeron directamente en la Concacaf. Así, durante el 2 y el 31 de enero de 2008 y el 7 de marzo se produjeron tres pagos de 616.000, 1.600.000 y 7.784.000 de un banco suizo a la cuenta del Banco de América de la Concacaf, extrajo más de dos millones de dólares en los siguientes años. A Blazer le cayeron 750.000. Los 250.000 restantes nunca llegaron.