Hace 20 años, cuando Jordan cambió la NBA por la MLB

Con 30 años, tres anillos de campeón de la NBA y apenas cuatro meses fuera de una cancha de baloncesto, Michael Jordan decidió revolucionar el deporte una vez más. El mejor jugador que ha pisado algún tabloncillo en la historia tomó una de las decisiones más grandes de su vida: Dejar de ser un líder con el uniforme de los Bulls de Chicago para tomar el béisbol como terapia y superar la trágica muerte de su padre James Jordan, asesinado en 1993. Han pasado 20 años, desde que “Su majestad” cruzó la frontera como atleta profesional al firmar un contrato de ligas menores con Medias Blancas de Chicago, buscando el chance de convertirse en grandeliga. “Eligí jugar béisbol para saber si podía”, dijo Jordan a la AP cuando fue presentado, horas antes de su primer día en el Spring Training. “No lo estoy haciendo como distracción o como un ardid publicitario o para conseguir exposición en los medios. Este fue el deseo de mi padre y yo lo tuve desde pequeño”, afirmó el exescolta, quien para ese entonces había logrado tres títulos consecutivos con los astados, tres premios a Más Valioso de la campaña regular y de la final, entre otros. Uno de los que vivió muy de cerca la revolución de Jordan en aquella pretemporada fue el venezolano Oswaldo Guillén, segundo criollo en ser Novato del Año de la Liga Americana (1985) y ganador de un Guante de Oro en 1990. “Fue una etapa muy loca. La gente iba a los entrenamientos y llenaba el estadio solo para ver a Jordan. Habían periodistas y cámaras por todas partes. Todos los días eran una feria”, recordó el excampocorto. Guillén, quien 11 años después se alzaría con el trofeo de Serie Mundial como mánager de los patiblancos, elogió la disciplina del ahora accionista mayoritario de los Bobcats de Charlotte en la NBA. “Ese tipo (Jordan) llegaba todos los días antes de las 7:00 de la mañana para practicar en la caja de bateo. A veces uno iba cada dos días, pero él siempre estaba fajándose porque era muy malo bateando”, aseguró. Su llegada al béisbol estuvo plagada de críticas. El artículo publicado por la revista Sports Illustrated bajo el titular “Jordan, lárgate”, resumía el descontento por los seguidores más fieles de la disciplina. “Una vez le dije: ‘Tienes que recordar quien eres y por qué estás haciendo esto”, recordó Terry Francona, para entonces mánager de los Barones de Birmingham y actual timonel de los Indios de Cleveland. “Te estás haciendo miserable y tu no eres igual a los que están aquí”. Un total de 55 carreras, 30 bases robadas y siete cuadrangulares fueron sus números más destacados en el Doble A de los Barones. A comienzos del otoño de 1994, ascendió a los Escorpiones de Scottsdale en la Arizona Fall League. Las diferencias entre peloteros y dueños de organizaciones derivaron en una huelga, que no permitió la realización de aquella temporada en las mayores, permitiendo que Jordan diera por cancelada la deuda con su progenitor y el fin de la “terapia”. Con la frase: “He regresado”, se abrió la puerta para el retorno del mejor de todos los tiempos. Tres anillos más lo dejaron claro. “Soy un jugador de baloncesto, eso es todo lo que soy y para lo que sirvo. Cuando me di cuenta de eso fue como volver a la vida y recuperar la felicidad. Nada más importa”.