Cavendish, un bólido, firma el triplete, Van Avermart sigue de amarillo
Francia/Este viernes se disputa la séptima etapa entre L'Isle-Jourdain y Lago de Payolle, de 162,5 kilómetros, primera incursión en los Pirineos con el Col del Aspin cerca de meta.
El británico Mark Cavendish (Dimension Data) se mostró intratable y firmó un triplete que supone su victoria número 29 en el Tour de Francia, por lo que se coloca en el historial a cinco triunfos del belga Eddy Merckx, en una jornada de calor y de enlace con los Pirineos en la que el belga Greg Van Avermaet (BMC) mantuvo el jersey amarillo de líder.
El "Expreso de Man" está imparable. Levantó los brazos en Utah Beach, luego igualó los 28 triunfos de Hinault en Angers y en Montauban demostró que merece el "título" de mejor esprinter de la historia.
"Cav", de 31 años, batió en un esprint en ligera bajada y el viento a favor al alemán Marcel Kittel (Etixx) y al joven británico Daniel McLay (Fortuneo), un nuevo hallazgo en el Tour 2016. Una victoria que le permite a Cavendish recuperar el maillot verde, que lucía Peter Sagan, esta vez sexto.
Los favoritos pasaron el día mirando en lontananza la cordillera pirenaica. Ahí empieza el baile serio. Hubo un ligero corte en el pelotón cuando se produjo la locura por el esprint, pero en la travesía de la sexta etapa entre Arpajon-sur-Cère y Montauban, de 190,5 kilómetros, entraron todos juntos.
Van Avermaet entró de amarillo y con ese color irá a la montaña. Le siguen el francés Julian Alaphilippe (Etixx) a 5:11 y el español Alejandro Valverde a 5:13. Froome y Nairo Quintana están empatados, a 5:17, y Alberto Contador sufre aún a 1:21 de los rivales directos.
En la salida de Arpajon-sur-Cére, una pequeña localidad de 6.500 habitantes del Canal, pañuelos sanfermineros en el Movistar y debate sobre el "abandono" de Contador por parte de sus compañeros en la etapa precedente. El madrileño admitió que "una cosa fue la orden del equipo y otra lo que decidió Kreuziger". Lo aclaró.
La etapa presentaba incógnitas, con tres pequeños puertos, propicia para todos, esprinters, rodadores o aventureros, y de transición pura para los favoritos, que afilan las uñas ante la llegada de los Pirineos. El calor aderezó la jornada del Macizo Central, donde los "kamikazes" no faltaron a la cita.
El checo Jan Barta (Bora) y el japonés Yukiya Arashiro (Lampre) se echaron al monte por las carreteras del Cantal. El primero un fijo en las fugas, probó por enésima vez; y el oriental, otro valiente, formado en Francia, que hizo historia en 2012 cuando se convirtió en el primer nipón en terminar un Tour de Francia.
Nadie se alteró en el pelotón. Por aquello de tomar la responsabilidad del liderato, el BMC de Van Avermaet tiró del grupo para mantener a raya a los aventureros, que nunca se hicieron a la idea de poder alcanzar la gloria en Montauban.
A 22 kilómetros de meta, Arashiro y Barta se perdieron en el mar del pelotón, que mostraba dientes apretados en la lucha por las posiciones delanteras. Hasta el Sky tomó el mando del grupo, para descontento de los velocistas, que prefieren que los equipos sin opciones no alteren el orden si no van a disputar el esprint. Los "guepardos" defienden su habitat.
No hubo treno para el esprint. Ningún equipo tomó el mando. La aproximación fue una batalla de mil colores, pero sin dominio, una constante en este Tour. Cada uno por su lado. Marcel Kittel fue el primero en lanzar el esprint, con Kristoff con ganas de estrenarse, y Sagan peleando el maillot verde con uñas y dientes.
Cuesta abajo y con viento favorable el "Expreso" se convirtió en un tren bala. Remontó llegando desde atrás y levantó los brazos al cielo. De nuevo la gloria para Cavendish, el rey indiscutible del esprint en el Tour 2016.
Este viernes se disputa la séptima etapa entre L'Isle-Jourdain y Lago de Payolle, de 162,5 kilómetros, primera incursión en los Pirineos con el Col del Aspin cerca de meta.