El momento fabuloso de Miguel Camargo

Orlando, Florida, EE. UU.

Enviado especial Copa América Centenario

Hernán Darío “Bolillo” Gómez, seleccionador de Panamá, debería estar feliz con el gran momento de forma por el que atraviesa Miguel Camargo, volante del Mineros de Guayana de la Primera División del fútbol venezolano.

Y es que --en lo futbolístico y en lo mental-- Camargo vive un momento absolutamente fabuloso. ¿Por qué? Porque ha encontrado su mejor versión y, de paso, lo hace en la Copa América Centenario, un evento magno en el que se necesitan jugadores con galones…

Camargo no solo deslumbró con su fútbol vertiginoso e intenso ante nada más y nada menos que Brasil, sino que, en cada entrenamiento, deja detalles técnicos parar enmarcar.

JUGADOR POLIVALENTE

Otra cosa, Miguel también ha levantado la mano en cuanto a polivalencia se trata, ya que puede ver acción en varias demarcaciones: de lateral, de cinco, de interior, de volante ofensivo y hasta de extremo. Ojo, y tiene gol.

Llegando de atrás, digamos que como falso nueve, Miguel se ve preciso y con clarividencia para el último pase o, de ser necesario, de regatear al rival. En la marca tampoco se esconde. Si tiene que defender, lo hace con sapiencia. Para él, el conjunto es lo más importante, por encima de lo individual.

CHUTAR Y CHUTAR

Otra de sus virtudes es el balón parado y en movimiento. Camargo no se lo piensa más de dos veces para pegarle al cuero desde cualquier distancia. Su facilidad para chutar con ambas piernas le ponen en el radar de “Bolillo” para la titular ante Bolivia. No sería descabellado, tomando como nota que el estratega se decanta más por el virtuosismo que por el fútbol mezquino. Si hay que atacar y buscar el marco rival las veces que sea posible, se hace y punto...

“Bolillo” está más feliz que nunca. ¿Por qué? Tiene un equipo sólido, solidario y, sobre todo, consiguió al mejor Miguel Camargo… Junto a los Penedo, los Cummings, los Blas, los Gavilán, los Tejada, los Nurse, los Buitrago y los Cooper se puede soñar... Bolivia nos espera. Mentira no es…