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El cineasta Eisenstein dialoga con las artes en una exposición francesa

Fotografía facilitada por el centro Pompidou-Metz de Sergei Eisenstein, conocido como el padre del montaje que llevó el cine ruso a su máximo esplendor
Fotografía facilitada por el centro Pompidou-Metz de Sergei Eisenstein, conocido como el padre del montaje que llevó el cine ruso a su máximo esplendor / EFE
Efe
28 de septiembre 2019 - 08:44

Sergei Eisenstein fue conocido como el padre del montaje que llevó el cine ruso a su máximo esplendor, pero más que un cineasta fue un historiador del arte y artista multidisciplinar, como muestra una exposición en Metz (Francia) que recupera su trabajo junto a sus principales influencias.

"Hemos expuesto fuentes visuales y culturales que alimentaron la estética cinematográfica de Eisenstein, es un gesto muy contemporáneo mostrar arte antiguo en un museo dedicado al arte moderno (el centro Pompidou-Metz)", dijo Philippe-Alain Michaud, comisario de esta muestra, que estudia la conexión de su obra con las creaciones del pasado.

Cuadros de El Greco y Kandiski, esculturas de Rodin, estampas japonesas y calaveras mexicanas se mezclan con dibujos del cineasta y proyecciones de escenas de sus cintas.

"Hemos transformado el espacio de la exposición en una gigante herramienta de montaje para mostrar el diálogo que tiene Eisenstein con las diferentes artes mediante el cine", observó Ada Ackermann, comisaria y especialista en Eisenstein.

Es imposible entender el trabajo cinematográfico de Eisenstein (1898-1948) sin tener en cuenta su carrera previa en el teatro, en la que desarrolló una prodigiosa capacidad para asimilar diferentes corrientes artísticas.

"Su gusto por lo grotesco, la cultura popular, Chaplin o la comedia del arte lo llevaron a colaborar con varios grupos teatrales, para los que realizó decorados y trajes en los que jugaba con el cubismo, el constructivismo o el cubofuturismo", explicó Ackermann.

Es a partir de este punto cuando Eisenstein se acerca a la cámara y elabora su mítico montaje de atracciones, que define como "todo momento agresivo del teatro, desde que somete al espectador a una acción sensorial o psicológica (...) para obtener choques emocionales determinados".

El eco, la repetición y la superposición de imágenes son técnicas recurrentes en su teoría del montaje, identificables en la mítica escena de "La huelga" (1924), en la que se superpone escenas de los huelguistas masacrados con otras de una vaca siendo degollada en un matadero.

Su relación con el masoquismo como encuentro entre el placer y el sufrimiento está muy presente en toda su obra y se representa en la exposición por la escena más legendaria de la filmografía de Eisenstein.

El primer plano de la madre desconsolada viendo el carrito de su bebé descender a toda velocidad por la escalera de Odessa en "El Acorazado Potemkin" (1925) se compara en la muestra con una versión del "Éxtasis de Santa Teresa", de Gian Lorenzo Bernini.

Sus creaciones, mundialmente conocidas por su alcance revolucionario, fueron largo tiempo reducidas a interpretaciones ideológicas ligadas a la URSS comunista y a sus relaciones con Joseph Stalin.

Para celebrar el décimo aniversario de la Revolución Bolchevique, Eisenstein rodó "Octubre" (1927) por encargo del Gobierno, película en la que transformó el acontecimiento que originó el régimen soviético en imágenes míticas.

En su filme, el director hace referencia a la Revolución Francesa, que le fascinó desde niño, y más precisamente a la imaginería revolucionaria del siglo XIX, representada en la muestra por un conjunto de grabados de Jean-Louis Prieur.

"Eisestein intentó demostrar que el cine siempre ha existido en el arte y que muchos artistas se anticiparon años antes de que apareciera", concluyó Ackermann.

En el marco de la exposición, todos los filmes del director se proyectarán en el auditorio del centro Pompidou-Metz durante los cinco meses que durará, desde este sábado hasta febrero del próximo año.

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