Cómo la desastrosa gestión de Bolsonaro contra el COVID-19 en Brasil está afectando a los países de la región

Algunos expertos han criticado la mala gestión del gobierno brasileño, entre ellos Robert Muggah del Instituto Igarapé, quien declaró a la BBC que, “el negacionismo ante la gravedad de la enfermedad y la incapacidad de frenar el brote, junto con su cruzada anti-vacuna, va más allá de haber creado una tragedia nacional – ha producido una amenaza mundial”.

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. / EFE

Mientras el mundo y los países de América Latina apuran sus campañas de vacunación e imponen medidas de restricción de movilidad, distanciamiento social, uso de la mascarilla, las apabuyantes cifras de contagios en Brasil y la crisis de su sistema de salud, preocupa a sus vecinos y a todos los países de la región.

El pasado mes de marzo Brasil perdía a su tercer ministro de Salud, agudizando la crisis sanitaria generada principalmente por la catastrófica gestión del presidente Jair Bolsonaro.

Desde el principio de la pandemia, insistió que el país no podía parar a causa de lo que denominó como un “pequeño resfriado” y afirmando que las consecuencias económicas serían muy severas, sin tomar en cuenta el resultado de su cuestionable gestión.

Un ejemplo es que el año pasado, el gobierno brasileño rechazó una propuesta de la empresa farmacéutica Pfizer, que contemplaba el suministro de 70 millones de dosis de vacunas lo que hubiera permitido al país inmunizar a gran parte de su población.

Por otra parte, el gobierno podría haber contenido el agravamiento de la situación a través de la aplicación de medidas simples como el distanciamiento, limitar la movilidad o el uso de mascarillas, las que han probado ser efectivas en muchos países.

Sin embargo, la idea ultraconservadora pregonada por el gobierno de que las consecuencias económicas de las medidas restrictivas son peores que la muerte de unos cuantos miles de ciudadanos, refleja el absoluto desprecio a las condiciones de vida de las clases populares de ese país.

Nuevas variantes

Al negacionismo del presidente Bolsonaro frente al virus, se suma la variante que surgió en Manaos, ciudad en el estado del Amazonas en el norte de Brasil.

Conocida como P.1, la nueva variante que tiene al mundo en alarma, no solo es más contagiosa, sino que también parece capaz de infectar a algunas personas que ya se han recuperado de otras versiones del virus, de acuerdo con estudios preliminares.

Algunos expertos han criticado la mala gestión del gobierno brasileño, entre ellos Robert Muggah del Instituto Igarapé, quien declaró a la BBC que, “el negacionismo ante la gravedad de la enfermedad y la incapacidad de frenar el brote, junto con su cruzada anti-vacuna, va más allá de haber creado una tragedia nacional – ha producido una amenaza mundial”.

Por otra parte, en una entrevista en el periódico The Guardian Miguel Nicolelis, neurocientífico de la Universidad de Duke explicó que la situación en Brasil ha permitido que el virus se reproduzca a niveles que aumentan la posibilidad de mutaciones y variantes cada vez más letales.

"¿De qué sirve controlar la pandemia en Europa o Estados Unidos, si Brasil sigue siendo un caldo de cultivo de este virus?" se preguntó, agregando que “Brasil es un laboratorio al aire libre para que el virus prolifere y acabe creando más mutaciones letales. Se trata del mundo. Es global".

Lentitud en las campañas de vacunación

Otra situación agravante en Brasil es el lento avance de su campaña de vacunación. Hasta ahora Brasil ha vacunado un poco más de 8 millones de personas, lo que equivale al 4% de su población.

La OPS ha alertado sobre el lento ritmo de las campañas de vacunación en toda América Latina, asegurando que existe el riesgo de surgimiento de nuevas variantes más resistentes en consecuencia del poco avance de la inmunización.

Y recomienda que los gobiernos combienen sus planes de vacunación con medidas de confinamientos, cirres, bloqueos, toques de queda entre otras.

Fronteras cerradas

Desde enero, diversos países ya han cerrado sus fronteras a vuelos procedentes de Brasil para prevenir la llegada de variantes peligrosas.

Bolivia, por ejemplo, anunció el pasado jueves que su extensa frontera con Brasil, que es más larga que la de Estados Unidos con México, queda cerrada de forma temporal como medida para frenar el avance de la covid-19 hacia su territorio.

Al menos seis poblaciones y diferentes puentes compartidos que sirven de paso de un país a otro ya ejecutaron la medida.

Por otra parte, el 25 de marzo, el ministerio de Salud de Perú presentó un informe en el que se señala que se detectó la expansión de la variante brasileña en el territorio.

También Colombia es uno de los países que mantiene sus fronteras cerradas, incluyendo la brasileña.

Hasta finales de marzo, 37 países del mundo confirmaron casos detectados con la variante brasileña, de acuerdo al reporte epidemiológico de la Organización Mundial de Salud.

"No habrá confinamiento"

Brasil registró el pasado jueves 4.249 decesos de covid en 24 horas, con lo cual el total llega a 345.025, superado solo por Estados Unidos. El miércoles, el balance había sido de 4.195, sobrepasando por primera vez los 4.000 fallecimientos, según las estadísticas del Ministerio de Salud.

En los ocho primeros días de abril, se registraron 19.741 muertos, lo cual prefigura un mes peor que marzo, cuando hubo más de 66.000 defunciones, más del doble del mes más luctuoso hasta entonces en este país de 212 millones de habitantes.

El número de casos llega a 13,2 millones desde la llegada de la enfermedad al país en febrero de 2020.

Sin embargo, a pesar de las cifras la respuesta al desastre sanitario sigue marcada por los desacuerdos entre alcaldes y gobernadores, partidarios de medidas de aislamiento, y el presidente Bolsonaro, que las rechaza alegando su impacto económico negativo.

Varios estados, como Rio de Janeiro y Sao Paulo, decretaron feriados de por lo menos diez días, sin aliviar sustancialmente la demanda de camas en las unidades de cuidados intensivos al borde del colapso.

El miércoles pasado, Bolsonaro reiteró que "no habrá un confinamiento nacional" ni "políticas de quédese en casa, cierre todo". En su programa en vivo semanal por las redes sociales, volvió a afirmar que "el clima de pavor que se crea en la sociedad no ayuda a salvar vidas".

Temas relacionados

Si te lo perdiste
Lo último