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El mito de Rufina Alfaro ¿Existió o no la más popular heroína de nuestra independencia?

Historia en Panamá

Un corregimiento y una escuela llevan su nombre.

Una monumental escultura de José Guillermo Mora Noli fue colocada en el parque Rufina Alfaro en La Villa de Los Santos en 1949.

Fachada del Museo de la Nacionalidad en La Villa de Los Santos, donde se dio el primer cabildo luego del Grito de Independencia.
Fachada del Museo de la Nacionalidad en La Villa de Los Santos, donde se dio el primer cabildo luego del Grito de Independencia. / AAN

Una de las cosas más interesantes de la conmemoración del bicentenario de la independencia de Panamá de España es la revisión o reflexión en torno a la figura de Rufina Alfaro.

¿Cómo es que una persona que “no existió” llega a convertirse en el personaje más recordado y admirado de esta gesta independentistas, muy por encima de los actores históricos tradicionales?

Rufina es la heroína más popular en el imaginario colectivo panameño y se considera que tuvo una participación fundamental en ese primer grito de La Villa de los Santos, detonante de nuestra independencia.

De acuerdo con la Wikipedia, Rufina Alfaro fue una legendaria patriota que tuvo un papel decisivo en el proceso independentista del imperio español en 1821.

Aunque la entrada advierte que su existencia es motivo de controversia, ya que no existen documentos que confirmen la misma, asegura que los habitantes de La Villa de Los Santos consideran que ella existió.

Afirma que, de acuerdo con la leyenda, era una campesina oriunda de Las Peñas que vendía huevos y verduras. La describe como una mujer hermosa y soltera, pero hace la aclaración de que su físico difiere según las fuentes, desde una mujer de piel blanca hasta una mulata.

Asegura que al propagarse las ideas independentistas por parte de Segundo Villarreal, ella decidió junto con otros voluntarios unirse a los planes de un alzamiento popular en La Villa.

Como su atractivo físico, al parecer, causaba pasiones amorosas entre los soldados españoles que se encontraban en la guarnición de la localidad, ese 10 de noviembre de 1821, Villarreal eligió a Rufina, aprovechando la intimidad de la joven con los soldados, para que espiara el cuartel e informara la situación de estos, con el fin de realizar la toma sin derramamiento de sangre.

Al entrar al cuartel, se percató que los soldados estaban descuidados, algunos conversando y otros jugando y que no tenían sus armas preparadas, por lo que al salir avisó a los conspiradores para que se tomaran la ciudad y rodearan al cuartel, sin resistencia de los soldados.

Posteriormente fue convocado un cabildo abierto en donde La Villa fue declarado como “Ciudad Libre” del yugo colonial español, lo que conocemos como el Grito de independencia de La Villa de Los Santos que dio inicio a una serie de alzamientos en varias ciudades, culminando con la declaración de la independencia de Panamá el 28 de noviembre de 1821.

Estatua de Rufina Alfaro realizada por el escultor José Guillermo Mora Noli.
Estatua de Rufina Alfaro realizada por el escultor José Guillermo Mora Noli.

Nace una leyenda

En el más reciente libro del historiador Alfredo Castillero Calvo titulado 1821 y en el que hace una investigación exaustiva de los hechos y las circunstancias alrededor de la independencia, se detiene brevemente a reflexionar sobre cómo el mito de Rufina Alfaro se ha impuesto en la memoria colectiva como la gran heroína del Grito restando importancia a Francisco Gómez Miró y a Segundo Villarreal, “hasta casi ignorarlos por completo”.

Afirma de manera categórica que “resulta que no se conserva ninguna evidencia documental que respalde esta tradición, y hasta es dudosa la propia existencia de Rufina. Su nombre no ha dejado rastro en los registros parroquiales de la jurisdicción, pese a los repetidos esfuerzos realizados para encontrar siquiera una pista. El hallazgo de unas partidas bautismales en la iglesia de Los Santos, de 1810, donde aparece una María Rudecinda Alfaro como madrina, de ninguna manera autoriza a pensar que se trata de ella, como se ha pretendido”.

Castillero Calvo destaca: “El hecho es que en el esfuerzo por imponer la figura de la supuesta heroína han quedado en total penumbra los veraderos protagonistas, al extremo de que en los relatos sobre el Grito que aprecen en pubicaciones periodísticas de los últimos años ni se les menciona”.

El autor atribuye la primera mención del mito de Rufina al historiador Ernesto de J. Castillero Reyes, que publicó un artículo en la revista Lotería, número 80 de enero de 1948 bajo el título: La patriota Rufina Alfaro.

En este artículo, de tres páginas, Castillero Reyes relata con lujo de detalles la misión encomendada a Rufina por Villarreal y cómo la protagonistas estaba orgullosa de su hazaña, en los siguientes términos: “En sus oídos llevaba las palabras, todavía sin comprenderlas, que eran un ruego más que una orden, de aquel blanco a quien todos respetaba, obedecían y querían, don Segundo de Villarreal, que le habló de monarquía, de americanos, de patriotismo, de democracia y de libertad, y ese ‘ayúdanos, Rufina’ que con humildad le dijera como una súplica, como si de su pobre ayuda dependiera la suerte de toda la población. Ella, oscura campesina, había sido sin saberlo, y aún no lo comprendía, contribuyente a un suceso que a todos tenía locos de contento”.

Más de dos décadas después otro artículo —también mencionado por Castillero Calvo en su libro— de la revista Lotería, número 228, de febrero de 1975, escrito por Horacio Moreno y titulado El Grito de independencia de La Villa de Los Santos, se refiere a los rasgos fisionómicos y biográficos de Rufina Alfaro y hasta la compara a Juana de Arco.

Moreno afirma que “sabía leer y escribir y rezar la doctriza cristiana”. Además, la describe como “belleza atractiva, de ojos negros rasgados; su cabellera negra, que siempre llevaba extendido; trigueña, color de trigo, de alta estatura, delgada, de cintura flexible y senos protuberantes”. También le atribuye “finos modales y chispeante charla que la abrían paso a las mejores salas de la ciudad. Así pudo conquistar simpatías entre los soldados españoles ya que su negocio también le daba acceso a esas visitas y tertulias”.

En una parte del escrito afirma que “Rufina encabezó la marcha de la infantería que iba al triunfo, o al sacrificio, para indicarles los puntos débiles para mejor resultado. Comenzada la batalla no dejó de gritar: ‘¡Viva la libertad!’ para así mantener el espíritu en la corajuda acción de los combatientes que al esclarecer el día del 10 de noviembre de 1821 habían conseguido la libertad istmeña”.
Patio interno del Museo de la Nacionalidad en La Villa de Los Santos.
Patio interno del Museo de la Nacionalidad en La Villa de Los Santos. / AAN

Las mujeres en el imaginario histórico

Para el antropólogo Carlos Fitzgerald, “es a través del análisis de la mitogénesis como podemos revisar otros procesos de construcción de la historia para entender cómo nosotros construimos nuestra identidad y eso me parece relevante abordarlo en este bicentenario. ¿Hay algún personaje en el bicentenario más allá de Rufina? Parece que no. Entonces ella ha adquirido de una forma interesantísima un rol real dentro de su no realidad y eso es fascinante. Ella representa todas las omisiones históricas y por ende la gente dice, esto me representa, me hace ser parte de…”.

Es por esto que señala que se trata de una creación literaria al mismo tiempo que una creación identitaria.

Otro aspecto que surge cuando nos acercamos a la leyenda de Rufina Alfaro es la invisibilidad de la participación de las mujeres en esa historia.

Recientemente en el Foro Internacional de las Independencias de la América Hispana se realizó el panel Las mujeres y la independencia. Allí la historiadora Silvia Arrom contó, en el caso de México, cómo las mujeres participaron activamente en todas las guerras de independencia en roles variados que van desde tomar las armas y formar parte de la estructura de los ejércitos, pasando por hacer de espías, convencer a la tropa de cambiar de bando y por supuesto todo el trabajo logístico de proporcionar comida, ropa y atención. Sin embargo, sistemáticamente han sido invisibilizadas las contribuciones de las mujeras a estas gestas.

Podemos concluir entonces que las mujeres fueron muy importantes en las guerras de independencia. ¿Por qué sería diferente en Panamá?

“El rol de las mujeres era clave para el funcionamiento de la sociedad. Eran muy activas en todos los ámbitos y por qué no pensar que había mujeres con proactividad política. Buena parte del mito de Rufina, tal vez no el de Castillero Reyes sino el de Horacio Moreno, le da un papel mucho más proactivo. Tenemos el papel de ‘oye tú, ve y fíjate y el otro en el que ella sabía, conocía y participaba. Entonces uno ve que del 48 al 75, el personaje evoluciona, esa es la belleza de esta aproximación. Son parecidas, en la primera [Castillero Reyes] el autor hace una crítica política y en la segunda, Moreno hace una reivindicación del rol de la santeña aguerrida, de la Rufina que todos conocemos, la que se difunde y tiene vigencia en el imaginario popular”, afirma Fitzgerald.

El 28 de noviembre del año pasado entrevisté a la historiadora Marixa Lasso sobre la importancia de la fecha. En esa entrevista le pregunté por la existencia o no de Rufina Alfaro y sobre la participación de las mujeres en estos movimientos. Esta fue su respuesta:

“Fueron actores importantes, participaron en las conspiraciones e incluso se unieron a los ejércitos, a veces peleaban, a veces eran acompañantes de la logística porque un ejército tiene mucha logística —de alimentación, de cuidados—. Las mujeres acompañaban, pero además una de las cosas típicas en las conspiraciones era el rol de las mujeres como espías. Que es exactamente lo que hace Rufina Alfaro, aunque no tenemos ninguna prueba de que ella existió, ninguna, cero y eso quiero que quede bien claro. Pero podemos verla como un símbolo de las mujeres que participaron en la independencia, que seguramente existieron aquí, porque en todas partes estuvieron presentes y fueron muchas las mujeres que jugaron un rol, de una manera u otra, pero no sabremos a ciencia cierta el papel de las mujeres en Panamá hasta que hagamos las debidas investigaciones”.

Los relatos de Castillero Reyes y Horacio Moreno sobre Rufina Alfaro pueden consultarse en línea en la Biblioteca Nacional, recomiendo su lectura, no tienen desperdicio y son una excelente aproximación al mito de Rufina Alfaro, la patriota del Bicentenario.

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