Mosquitos brasileños infectados con bacterias impactan en la lucha contra el dengue
Un laboratorio de la ciudad brasileña de Rio de Janeiro está reproduciendo mosquitos resistentes al dengue cuyas crías, infectadas con una bacteria, podrían tener un profundo impacto en la lucha contra el virus mortal, que este año se ha expandido por el país.
Los científicos están utilizando Wolbachia, una bacteria común entre los insectos, excepto en el mosquito Aedes aegypti que transmite el dengue, para reducir la propagación del debilitante virus y otras enfermedades, como zika y chikungunya.
Desde 2015, el instituto Fiocruz de Rio ha estado produciendo mosquitos infectados con Wolbachia y liberando a sus crías en la densamente poblada ciudad carioca y su vecina, Niteroi.
La esperanza es que propaguen la bacteria al reproducirse con mosquitos salvajes.
Wolbachia estimula el sistema inmunológico de un mosquito, lo que hace que sea menos probable que contraiga el dengue.
Pero si el mosquito contrae el dengue, Wolbachia hace que sea más difícil que el virus crezca dentro del insecto y se transmita a los humanos.
Hasta ahora, los resultados son prometedores. Los científicos involucrados en el ensayo informan una "reducción significativa" en los casos de dengue y chikungunya en barrios específicos.
Las pruebas muestran que más del 90% de los mosquitos en áreas donde se liberaron los primeros insectos infectados hace más de tres años tienen la bacteria.
Pero Wolbachia no es la cura mágica para eliminar el dengue, explica a la AFP Luciano Moreira, jefe del proyecto en Brasil.
"Donde hay personas, hay mosquitos", explica rodeado de cientos de tubos con miles de mosquitos infectados con Wolbachia.
"Siempre decimos que no somos la solución, debe ser un proceso integrado hecho en conjunto. La gente aún tiene que destruir los sitios de reproducción en casa", añade Moreira.
Brasil es uno de varios países que están realizando ensayos del llamado método Wolbachia, que comenzó en Australia en 2011 para combatir el virus que infecta a decenas de millones en todo el mundo.
El proceso no implica una modificación genética de los mosquitos, que ya se ha probado en Brasil y en otros lugares, con resultados fallidos.
La sangre fresca es mejor
Miles de mosquitos portadores de bacterias en el instituto Fiocruz son descendientes de insectos originalmente infectados con Wolbachia de la australiana Universidad Monash.
Los insectos brasileños se mantienen en pequeñas cajas en una habitación con temperatura y humedad controladas.
Durante sus breves vidas, que pueden durar hasta 100 días en el laboratorio, los mosquitos se aparean múltiples veces.
Después de eso, las hembras comen sangre humana suministrada por un banco de sangre y luego depositan sus huevos en la superficie del agua contenida en recipientes de plástico.
Los huevos, que heredan Wolbachia de las hembras, son cosechados y transferidos a grandes tubos de ensayo.
Solo las hembras consumen sangre, que necesitan para producir huevos, explica a la AFP Catia Cabral, supervisora del insecto.
Cualquier tipo de sangre funciona, pero lo ideal es que esté fresca.
En dos semanas, las crías infectadas ya se han convertido en adultos y están listas para ser liberadas.
El Ministerio de Salud de Brasil planea expandir el programa a municipalidades de otras partes del país para ver si se pueden obtener resultados similares en distintos ambientes.
Pero debido a los recortes presupuestarios del gobierno estatal y federal ya no se liberarán más mosquitos portadores de Wolbachia en Rio o Niteroi después de diciembre, dice Moreira.
La decisión llega en momentos en que Brasil está viendo un alza en el número de casos de dengue, que causa fiebre, erupciones, nauseas y en algunos casos, la muerte.
Más de 1,4 millones de casos fueron registrados en los primeros ocho meses del año, un alza de 600% en comparación con el mismo periodo de 2018.
Hasta la fecha 600 personas han muerto.
Moreria atribuye el aumento de este año al regreso del dengue tipo dos, que no se había visto en Brasil durante años, lo que significa que muchas personas no tienen resistencia.
La lluvia no estacional y las altas temperaturas también están alimentando el brote, dice el Ministerio de Salud.