Explorador venezolano pierde décadas de investigación en incendio pero no claudica
Charles Brewer-Carías camina entre libros quemados. Ocupaban altas estanterías en su estudio, reducido a escombros en un incendio que destruyó seis décadas de investigación de este reconocido explorador venezolano, que no se amilana ante la pérdida.
"Evaporizó (...) 65 años de información recopilada en viajes, 250 expediciones a la Guayana, se fueron un cuarto de millón de fotografías, de diapositivas, y 5.300 libros", cuenta Brewer-Carías a la AFP.
Un cortocircuito la madrugada del 30 de enero generó un incendio en su estudio, que forma parte de su casa. Con mangueras y la ayuda de su familia, logró evitar que las llamas se expandieran por el resto de su hogar mientras llegaban los bomberos.
"Una terrible tragedia", hace balance el también fotógrafo y escritor que dice haber vivido la mayor parte de sus 82 años en la selva del sur de Venezuela.
El hollín llega a cada rincón de esta casa rústica, construida con caña amarga y madera, no con bloque como es tradición en Venezuela. El largo pasillo que llevaba al estudio, que tenía una robusta biblioteca, es un negro túnel que conduce a la nada.
Libros, diarios, periódicos, álbumes de fotos, cámaras fotográficas... "Cada una de esas cosas es un recuerdo" para el explorador, con más de una decena de publicaciones sobre sus descubrimientos en geografía, antropología y otras materias.
Sus hijos lanzaron una campaña para recaudar fondos por la plataforma GoFundMe para reconstruir el estudio y comprar nuevos equipos para retomar el trabajo. Hasta ahora, recaudaron casi 20.000 dólares.
"Me llama mucho la atención que, en este momento de diáspora, de necesidades, la gente se sienta identificada con esa tragedia", subraya Brewer-Carías, sorprendido y agradecido con la generosidad.
"Encendido"
Brewer-Carías, de largo bigote blanco y ojos azules, dice que no claudica. "Hoy me levanté a las 2 de la mañana para poder trabajar y no estar ahí acostado pensando en el incendio y las cosas que perdí".
Asegura sentirse "inmortal" y "permanentemente encendido" gracias a los libros que ha publicado, a los que se suman 29 especies de plantas, artrópodos y reptiles nombradas en reconocimiento a su labor.
Mantiene algunos archivos digitalizados como una selección de 400 coloridas fotos -de unas 25.000 en total- de la diversa flora que ha encontrado en sus viajes a las precámbricas formaciones rocosas (tepuyes) cercanos a Brasil.
Es parte de unos cuantos registros que semanas antes guardó por casualidad y que ahora le servirán para los cuatro libros que tiene "en el pecho", entre ellos una autobiografía.
"Estoy dando un testimonio para todas las generaciones futuras y eso me llena de gran optimismo", dice.
Mientras, entre las cenizas, aún sigue buscando apuntes y libros que recuperar.