Freddie Mercury: Su hermana gastó 3,7 millones de dólares para que no se adueñaran de sus pertenencias
Kashmira Bulsara, su hermana menor, invirtió en secreto cerca de 3,7 millones de dólares para recuperar pertenencias que consideraba demasiado valiosas para caer en manos de desconocidos.
Mientras miles de admiradores de Freddie Mercury celebraban la oportunidad única de adquirir reliquias personales del icónico cantante en una subasta histórica en Londres, una figura discreta emprendía una misión silenciosa: proteger su legado más íntimo.
La subasta, organizada por Mary Austin, amiga, exnovia y heredera de Mercury, a través de Sotheby’s en 2023, recaudó más de 49 millones de dólares con la venta de más de 1.400 artículos personales del artista. El evento fue anunciado como una celebración del genio creativo de Freddie, pero para su familia, especialmente para Kashmira, fue una dolorosa advertencia.
“Durante muchos años tuve la alegría y el privilegio de vivir rodeada de todas las cosas maravillosas que Freddie buscaba y tanto amaba”, explicó Austin en declaraciones recogidas por Euronews, justificando su decisión de desprenderse de los objetos que acompañaron a Mercury en vida.
Sin embargo, para Kashmira, la idea de ver dispersos los recuerdos más íntimos de su hermano fue inaceptable. Una fuente reveló al tabloide británico The Sun: “Kashmira se sintió enfadada y dolida ante la idea de que las posesiones más íntimas de su hermano podrían acabar en manos desconocidas”.
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Con la determinación de una verdadera guardiana, Bulsara inspeccionó cuidadosamente los lotes en visitas privadas antes de la subasta y, sin hacer público su propósito, envió a su asistente personal para actuar en su nombre. Desde la distancia, siguió cada movimiento del martillo de Sotheby’s, adquiriendo varias piezas claves que mantenían viva la esencia de Freddie.
Entre los tesoros rescatados destacan una máquina de discos Wurlitzer Modelo 850 (500.000 dólares), un chaleco pintado a mano con los retratos de sus seis gatos (173.000 dólares), una chaqueta militar diseñada para su 39º cumpleaños (561.000 dólares) y el borrador original de las letras de “Killer Queen” (344.000 dólares). Según fuentes de A Queen of Magic, el equipo de Kashmira estaba preparado para pagar precios muy superiores a los estimados:
“Habían reservado un gran presupuesto, por lo que estaban muy contentos con el resultado final, a pesar de pagar mucho más del precio estimado por cada artículo”.
La subasta, bajo el título “Freddie Mercury: A World of His Own”, no solo vendió objetos, sino también parte de la narrativa personal de Mercury. Las salas de exhibición en Bond Street se transformaron en recreaciones íntimas de su hogar, Garden Lodge, un espacio donde Mercury cultivó su pasión por el arte, los gatos y la vida excéntrica.
A pesar de las intenciones benéficas declaradas, parte de los fondos fueron destinados a la Elton John Aids Foundation y al Mercury Phoenix Trust, la venta reabrió heridas del pasado. Aunque Mercury describió a Mary Austin como su “familia” más cercana y le dedicó la emotiva canción “Love of My Life”, su círculo biológico, encabezado por Kashmira, sintió que se perdía algo irremplazable.
“Para mí es como si estuviéramos casados. Creemos el uno en el otro, y con eso me basta”, había dicho Mercury sobre su relación con Austin, según Vanity Fair. Los conflictos sobre el legado del cantante, silenciosamente latentes desde su muerte en 1991, estallaron con fuerza en esta subasta pública. La custodia de Garden Lodge, el destino de sus objetos más preciados y la protección de su imagen pública se convirtieron en campos de batalla entre aquellos que lo amaron de distintas maneras.
Con su gesto discreto pero decidido, Kashmira Bulsara no solo salvó piezas materiales; también defendió la memoria más pura de su hermano. En un mundo ávido de reliquias y mitos, su acto de amor silencioso preserva el corazón humano detrás de la leyenda de Freddie Mercury.