'No disfrutan la vida': Expertos dicen que el uso de smartphones roba la felicidad a los adolescentes

Ciencia

La adolescencia, una etapa tradicionalmente marcada por el descubrimiento, las amistades y la construcción de identidad, está atravesando una crisis silenciosa.

La juventud merece experiencias que les permitan disfrutar, explorar y construir su identidad de manera saludable. / IA - META

Según un reciente estudio citado por la reconocida psicóloga Jean Twenge y respaldado por investigadores de la Universidad de Míchigan, la cantidad de adolescentes que reportan “no disfrutar la vida” se ha duplicado en la última década, un período que coincide con la popularización masiva de los smartphones y el auge de las redes sociales.

Jean Twenge, autora del influyente libro iGen, sostiene que este cambio en el bienestar adolescente es alarmante. “Casi la mitad de los adolescentes de hoy en día experimentan sentimientos de insuficiencia, aislamiento o una marcada falta de disfrute en sus vidas”, advierte. Esta cifra representa un salto notable respecto a generaciones anteriores, cuando las experiencias sociales presenciales ocupaban un rol esencial en la formación emocional de los jóvenes.

Los investigadores de la Universidad de Míchigan, colaborando con Twenge, identificaron una correlación significativa entre el aumento del tiempo que los adolescentes pasan frente a las pantallas y la disminución de su participación en hitos sociales tradicionales. “Actividades como tener citas, trabajar durante la adolescencia o simplemente salir con amigos, que históricamente han sido importantes para el desarrollo social y emocional, están en declive”, resalta el informe.

Si bien los smartphones han facilitado la comunicación a través de mensajes instantáneos y redes sociales, han reemplazado, y no complementado, las interacciones cara a cara. De acuerdo con Twenge, esta transformación digital ha tenido un precio alto. “Interactuar a través de una pantalla no ofrece el mismo tipo de recompensa emocional que una conversación presencial”, afirma la experta. Además, la exposición constante a las redes puede amplificar sentimientos de comparación, insuficiencia y ansiedad.

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Diversos estudios adicionales respaldan esta perspectiva. Por ejemplo, investigaciones publicadas en The Journal of Abnormal Psychology señalan que los síntomas de depresión y ansiedad han aumentado en adolescentes desde 2012, precisamente el año en que el uso de smartphones superó el 50% entre los jóvenes de Estados Unidos.

Los datos también muestran que menos adolescentes salen de casa sin supervisión, obtienen licencias de conducir o tienen trabajos de medio tiempo, actividades que antes fomentaban la independencia, el manejo de responsabilidades y el sentido de logro personal. Al reducir estas experiencias fundamentales, los adolescentes pierden oportunidades clave para desarrollar resiliencia emocional y habilidades sociales esenciales.

Twenge y otros expertos coinciden en que es fundamental limitar el tiempo frente a las pantallas, fomentar actividades offline y recuperar espacios de interacción presencial. “No se trata de demonizar la tecnología, sino de encontrar un equilibrio que permita a los adolescentes experimentar plenamente el mundo real”, afirma Twenge.

Organizaciones de salud mental como la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) también recomiendan estrategias prácticas, como establecer “zonas libres de tecnología” en casa, especialmente en los dormitorios, y promover actividades familiares que no involucren dispositivos.

La evidencia es contundente: la hiperconexión digital está afectando seriamente la salud emocional de los adolescentes. La advertencia de Jean Twenge no debe ser ignorada: “Casi la mitad de los adolescentes experimentan sentimientos de insuficiencia o aislamiento”, y esta tendencia podría consolidarse si no se toman acciones urgentes.

La juventud merece experiencias que les permitan disfrutar, explorar y construir su identidad de manera saludable. Encontrar el equilibrio entre la vida digital y la vida real no es solo una recomendación: es una necesidad urgente para proteger el futuro emocional de toda una generación.

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