Las ideas sobreviven

Confucio no escribía tratados filosóficos. En vida comunicó sus ideas oralmente.
Confucio no escribía tratados filosóficos. En vida comunicó sus ideas oralmente. / AL
Andrés Laguna
19 de abril 2021 - 14:41

Siglos antes de que los romanos erigieran su Coliseo y que el relato judeo-cristiano se esparciese por los continentes, en el este de Asia nació lo que generaciones conocerían por siempre como el “Reino Medio”.

Todo reino nace de la ambición. La de Qin Shi Huang imaginaba la transformación de una colección de Estados alienados, en un país unificado bajo una sola bandera imperial. En su disociación, los Reinos Combatientes en el “centro” del mundo, componían una de las fragmentaciones políticas de mayor trascendencia, precisamente por su desenlace magnífico. Décadas de batallas dieron paso a una gran China.

Por eso es fácil pensar que la hazaña de Qin inició el poderío de China, al menos en la antigüedad. Sin embargo, la historia demuestra que el poder proviene menos de las hazañas y más de las ideas. A diferencia de emperadores e imperios, las ideas son inmortales.

La era de los Reinos Combatientes trasciende las lecturas bélico-políticas a la que muchas veces se le limita. La poesía, la labranza, la artesanía y el pensamiento marcaron este periodo. Tanto como los éxitos políticos de Qin. Aquí, cuando China (literalmente) batallaba su futuro, discípulos leales compendiaban ideas, discursos y reflexiones del “maestro de maestros”.

Confucio no escribía tratados filosóficos. En vida comunicó sus ideas oralmente. Su enfoque en la piedad filial entiende a la familia como la unidad más nuclear de la sociedad. El ritual a los mayores y los antepasados honraba a la familia y formaba al individuo. Para el maestro, el cultivo intelectual de los líderes preservaba la armonía social.

Fue revolucionario. Desafió las teorías cósmicas que restaban albedrío al ser humano, ganándose el repudio de los seguidores del Tao. Como otras filosofías de la época, Confucio miraba al hombre como un ser emocional, pero creía que tenemos la capacidad de influenciar el Camino. No hay senda predestinada, sino la construcción de un destino propio.

Cambia el país, permanece la idea

China cambió. 15 años fue todo lo que vivió la dinastía de Qin. Extranjeros invadieron y murallas se alzaron. La capital se mudó y las rutas comerciales se multiplicaron. Pero aquellas Analectas que los discípulos del maestro ordenaron y difundieron, preservaron las enseñanzas milenarias que fundamentan el poder de China.

Eventualmente, el colonialismo europeo tomó las costas del antiguo Reino Medio. Guerras mundiales y una Guerra Civil después, la unidad de China perduró. Su territorio incluso se expandió. El confucianismo, a pesar de deliberados intentos de aniquilarlo, también sobrevivió por un espacio más largo de lo que lleva el cristianismo de existencia.

Hoy China atraviesa un “rejuvenecimiento nacional” según Xi Jinping (Secretario General del Partido Comunista Chino). El Reino Medio es la segunda economía más grande del mundo, es la potencia a la vanguardia de las energías renovables y es el país que más personas saca de la pobreza extrema. Todos logros estupendos, inspirados por ideas confucianas. Líderes ilustrados que ven el país como familia y reconocen la habilidad de cambiar los paradigmas. La idea sobrevive.

"La Analecta"

He estado y estudiado en China. También en Panamá, en Estados Unidos y en España. Cuatro regiones del mundo diferentes, si bien hay mucho que nos une cuando pensamos en la condición humana. Puedo dar fe de que solo en China se aplica una serie de ideas con semejante ahínco y diligencia.

En este espacio que titulé La Analecta rindo honor a lo que pienso que es el libro de libros: Las Analectas de Confucio. Un texto que nos permite entender el mundo a través de ideas que, si queremos, son universales. Y este es el propósito del blog: ver y entender el mundo. Como Confucio, creo que los líderes deben cultivarse. Por eso los monitorearemos: qué dicen, cómo lo dicen y cómo eso nos influye.

Parafraseando al maestro, debemos “procurar encontrar las respuestas” a estas preguntas. A ver qué tal nos va…

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