Los lagos de Irán, en apogeo pero todavía en peligro

Lago salado de Urumía, en el noroeste de Irán
Lago salado de Urumía, en el noroeste de Irán / EFE
Efe
30 de mayo 2019 - 06:58

Las lluvias que asolaron Irán en los últimos dos meses tuvieron un punto positivo: la recuperación de los lagos y humedales, pero los expertos alertan de la necesidad de seguir con las políticas de preservación porque todavía están en peligro.

Aunque es difícil hablar del lado bueno de estas precipitaciones, debido a la gran devastación causada por las inundaciones, es cierto que al menos lagos como el famoso de Urumía, en el noroeste de Irán, han empezado a recuperarse.

Este lago salado tuvo en el pasado una superficie de 5.000 kilómetros cuadrados, que había quedado reducida a escasos 700 por las presas y los pozos ilegales que extraían su agua para la agricultura.

Esta catástrofe medioambiental afectó a las aves migratorias, en especial los flamencos, y a la artemia salina, un tipo de crustáceos que habita en Urumía, que cuenta con un centenar de islas y está rodeado por un espectacular paisaje montañoso.

La actual superficie es de unos 3.200 kilómetros cuadrados y el objetivo a alcanzar son los 4.370, explicó a Efe el director del departamento de lagos y humedales de la Organización de Medio Ambiente de Irán, Masud Baqerzadé.

Pese a que este dato es muy esperanzador, Baqerzadé advirtió de que "en apariencia el lago se ha ampliado mucho pero a nivel de volumen todavía hay mucha escasez".

"Las sales se han depositado en el fondo del lago y la profundidad ha disminuido, pero como el agua corre en la superficie todos piensan que se ha llenado de nuevo", matizó.

Su volumen de agua ha alcanzado únicamente los 4.000 millones de metros cúbicos, cuando en el pasado era de unos 14.000, mientras que su nivel respecto al mar ha aumentado en poco más de metro y medio, frente a los cuatro perdidos.

No obstante, los habitantes de la zona están felices con la nueva extensión del lago. Se bañan en él y muestran las zonas en las que ahora hay agua, y antes no, o un barco que hasta hace poco no podía navegar.

Mirando hacia la parte meridional del lago, que está cortado por un largo puente que comunica sus orillas, Yavad, un agricultor de 60 años, dijo a Efe que antes de las lluvias el color de Urumía era rojizo, y en la actualidad es anaranjado.

También recordó señalando una roca, aunque esta vez con tristeza, que cuando era niño el nivel del agua llegaba hasta la mitad, mientras que hoy todavía solo roza su base.

Es evidente que el lago se ha recuperado, pero no lo suficiente, por lo que no se puede regresar a las prácticas erróneas que condujeron a su sequía.

El responsable de la Organización de Medio Ambiente citó como los principales motivos detrás del desastre la construcción de presas, que limitaron el agua que llegaba al lago de los ríos, y el establecimiento de pozos ilegales para extraer el agua subterránea que también alimentaba Urumía.

"Estábamos usando más del 50 por ciento de los recursos renovables del lago cuando esa cifra debe ser menor al 40 por ciento", indicó Baqerzadé, quien subrayó que lo importante en estos casos es "reavivar la cuenca hidrográfica".

Debido al cambio climático, los 8.000 millones de metros cúbicos de agua renovable del lago se redujeron a 5.000, mientras que para la agricultura y otros consumos se siguieron empleando 4.000 millones de metros cúbicos, en vez de los 2.500 que habría sido recomendable.

Sin embargo, Baqerzadé insistió en que no se puede culpar al cambio climático de lo sucedido: "Realmente nos despertó y nos hizo darnos cuenta de la crítica situación del lago y de nuestro alto consumo", precisó.

Para revertir esta situación, desde hace unos 15 años se detuvo la construcción de presas, se prohibió abrir nuevos pozos y se cerraron los ilegales, y se disminuyó el consumo de agua para usos agrícolas.

Unos cambios difíciles de acometer sin concienciar antes en el ahorro de agua a la población y a los responsables locales, un cometido en el que las autoridades iraníes han contado con la ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

"Queremos aprovechar esa amenaza de la sequía del lago como una oportunidad para remodelar el sistema de gestión de recursos naturales del país", afirmó Baqerzadé.

Según el experto, las lluvias recientes les han ayudado porque su programa de recuperación del lago iba "con retraso", pero los planes que ya había trazados -aseveró- "no se pueden ni limitar ni suspender".

De igual modo, se debe seguir trabajando en los otros lagos y humedales que se habían secado, al menos unos 45 en todo Irán, de los que un 30 por ciento se han reavivado también con las precipitaciones de los últimos meses.

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