Presidente filipino quiere poner fin a ejercicios militares con EEUU
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, quiere poner fin a los ejercicios militares con Estados Unidos, una medida con la que el mandatario quiere recalcar la independencia de su país, confirmó hoy el gobierno.
"Esta es la posición del presidente, pero aun no tenemos fechas concretas", dijo en rueda de prensa el portavoz de la Presidencia, Ernesto Abella.
Duterte anunció su intención de poner fin a los ejercicios militares que se desarrollan de forma regular entre las fuerzas armadas de EEUU y Filipinas en un discurso ayer ante la colonia filipina en Vietnam, país donde el mandatario realiza una visita oficial.
El ministro de Asuntos Exteriores filipino, Perfecto Yasay, matizó poco después que el dirigente se refería sólo a patrullas conjuntas en aguas internacionales, y Abella anotó hoy la intención de Duterte de cambiar la política exterior del país.
"(Duterte) quiere marcar el rumbo de una Filipinas libre e independiente (...) lo ve como algo que dará bienestar y prosperidad a la nación", adujo Abella.
El portavoz añadió que con la medida Duterte también persigue "mejorar las relaciones con países vecinos e iniciar una política más inclusiva".
El anuncio de Duterte hacía referencia a los ejercicios que tropas estadounidenses y filipinas realizarán entre 4 y el 12 de octubre en las regiones de Luzon (norte) y Palawan (suroeste) con la participación de cerca de 2.000 soldados.
El presidente dijo que estas maniobras serán las últimas que efectuarán para así permitir que su ministro de Defensa, Delfin Lorenzana, cumpla compromisos anteriores.
En las últimas semanas, Duterte ha mostrado su intención de acercarse a Rusia y a China, y ha iniciado un claro distanciamiento de EEUU, un país que históricamente ha sido uno de los principales aliados de Filipinas.
Hasta ahora, ambos países han compartido una misma estrategia frente a Pekín en la disputa en el mar de China Meridional, por lo que Washington ha apoyado a Manila en la modernización y entrenamiento de sus Fuerzas Armadas.
Aunque el dirigente filipino ha asegurado que respetará los acuerdos militares que permiten a EEUU utilizar bases filipinas y aumentar su presencia en la región, también ha expresado en numerosas ocasiones que busca una política exterior más independiente.
Las relaciones bilaterales se han deteriorado desde la investidura de Duterte en junio pasado y de que éste iniciara una violenta campaña contra la droga que ha causado más de 3.500 muertos, criticada por Washington, entre otros.
El mandatario ha contestado las críticas con una denuncia de la hipocresía de EEUU, al que recriminó las masacres perpetradas a principios del siglo XX en el sur de Filipinas, cuando el país era una colonia estadounidense.
El dirigente filipino también ha insultado al embajador estadounidense en Manila, Philip Goldberg, y al presidente, Barack Obama, quien en respuesta canceló una reunión bilateral que ambos debían mantener con motivo de la reciente cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Laos.