Ortega se da un baño de masas para condenar la violencia y reafirmar la paz

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (c), habla, junto su esposa Rosario Murillo (d), y el comandante revolucionario Víctor Tirado (i), hoy, lunes 30 de abril de 2018, en Managua (Nicaragua).
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (c), habla, junto su esposa Rosario Murillo (d), y el comandante revolucionario Víctor Tirado (i), hoy, lunes 30 de abril de 2018, en Managua (Nicaragua). / EFE
Efe
01 de mayo 2018 - 10:44

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se dio hoy un baño de masas sandinistas para condenar la muerte de al menos 42 personas en los enfrentamientos violentos y abogar por el diálogo y la paz.

En una multitudinaria concentración en la que participaron miles de personas para apoyar al Gobierno y para reclamar paz y diálogo tras las violentas protestas, Ortega pidió un minuto de silencio por todas las víctimas y mostró su solidaridad con las familias afectadas.

El dirigente nicaragüense reafirmó en su mensaje el compromiso del Ejecutivo a iniciar el diálogo para alcanzar la paz.

"Estamos totalmente comprometidos en cualquier circunstancia que se presente, aún en las más difíciles circunstancias que se puedan presentar", señaló.

Pese a que posteriormente volvió a cargar contra los sectores "que están boicoteando el diálogo", y que no especificó, Ortega pidió a todos los sandinistas levantar sus manos en aras de la paz.

"No a la muerte, no a la destrucción, no a la violencia, no a la barbarie, sí a la vida, sí al diálogo, sí al trabajo, sí a la paz, y levantando la mano pidamos fortaleza a Dios", clamó el presidente.

La presencia de Daniel Ortega y su mujer y vicepresidenta, Rosario Murillo, fue la gran sorpresa de esta manifestación, convocada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en la Plaza de las Victorias, un icónico foro de Managua utilizado por los sandinistas para celebrar sus victorias electorales.

Durante su desarrollo, televisado en directo por todos los medios oficiales del Gobierno, los manifestantes entremezclaron los tonos blancos y azules de la bandera de Nicaragua con los colores rojinegros que representan la enseña sandinista, mientras bailaban y cantaban al ritmo de numerosas melodías nicaragüenses, algunas de ellas propias de la revolución y del FSLN.

Entre los carteles que portaban los ciudadanos, había proclamas como "Aquí no se rinde nadie Daniel", "Por la paz y el diálogo, todos con Daniel" o "El pueblo unido jamás será vencido".

"Tenemos confianza en nuestro comandante. Hay un diálogo y en ese diálogo vamos a participar buscando la paz", comentó a Efe el secretario general de la Central Sandinista de Trabajadores (CST), Luis Barbosa.

La concentración contó con la participación de empleados públicos, cargos electos del FSLN, simpatizantes y ciudadanos afines al sandinismo, muchos de ellos provenientes de otros puntos del territorio nacional.

La manifestación sandinista suponía una medición de fuerzas frente a las dos últimas marchas multitudinarias en las que miles de nicaragüenses habían reclamado justicia por las víctimas, principalmente para ver el apoyo real con el que contaba el presidente del Gobierno tras la crisis socio política en la que se encuentra inmerso el país.

Nicaragua hoy cumple trece días de multitudinarias manifestaciones y protestas a favor y en contra del presidente Ortega, que iniciaron en un primer momento por los reclamos a unas medidas de seguridad social y continuaron posteriormente a pesar de que el mandatario revocó su decisión, debido a las múltiples muertes causadas por la represión.

El país centroamericano vive pendiente del comienzo del diálogo que protagonizarán el Gobierno y el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), con la Conferencia Episcopal (CEN) como mediadora, aunque todavía no se ha establecido una fecha para su celebración por parte de los interlocutores.

Desde que comenzaron las protestas hace trece días, los enfrentamientos violentos que se produjeron en Nicaragua dejaron al menos 42 muertos y un total de 48 desaparecidos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), mientras que otras organizaciones humanitarias incrementan esta cifra hasta las 63 víctimas.

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