EEUU condena a la junta militar de Birmania por ataques en estado de Chin
Washington/Estados Unidos se manifestó el domingo "gravemente preocupado" por los informes según los cuales la junta militar de Birmania cometió violaciones de derechos humanos y destruyó más de 100 casas, así como iglesias cristianas, en el estado occidental de Chin.
"Estos ataques aborrecibles subrayan la urgente necesidad de que la comunidad internacional exija una rendición de cuentas a los militares birmanos y tome medidas para evitar graves violaciones y abusos de derechos humanos, incluso impidiendo la transferencia de armas a los militares", sostuvo en un comunicado el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
El viernes, medios locales y testigos informaron que las tropas de la junta habían bombardeado la ciudad de Thantlang tras un enfrentamiento con una fuerza de autodefensa local.
Poco después, un incendio arrasó la ciudad, destruyendo docenas de casas y estructuras, incluida una oficina de Save the Children, según confirmó la organización benéfica con sede en Londres.
La mayoría de los habitantes de Thantlang huyó de la ciudad durante enfrentamientos el mes pasado, y muchos de ellos cruzaron la frontera con la India.
El equipo de información de la Junta confirmó el sábado que dos iglesias y 70 casas fueron incendiadas en la ciudad, pero acusó a las "fuerzas de defensa del pueblo" locales del incendio, después de que las fuerzas de seguridad se enfrentaran a sus combatientes.
El portavoz de la Junta, Zaw Min Tun, remarcó a los medios locales que el papel de los militares en la destrucción de Thantlang eran "acusaciones infundadas".
La AFP no pudo verificar de forma independiente los informes de la remota región.
Price dijo que Washington también expresó su preocupación por la "intensificación de las operaciones militares" de la junta en todo el país del sudeste asiático, que está sumido en el caos desde un golpe de Estado en febrero, con más de 1.200 muertos, mientras los militares de todo el país reprimen la disidencia.
Las llamadas "fuerzas de defensa del pueblo" han surgido en todo el país para enfrentarse a la junta, intensificando los ataques y las represalias sangrientas.
La semana pasada, Naciones Unidas reconoció que temía una catástrofe mayor en materia de derechos humanos tras informes sobre la concentración de miles de soldados en el norte y el oeste del país.
En mayo, las fuerzas gubernamentales utilizaron la artillería para expulsar a los rebeldes de la ciudad de Mindat, en el sur del estado de Chin, y posteriormente cortaron su suministro de agua, según un portavoz de un grupo insurgente local.