Biden promocionará plan de infraestructura tras una semana de derrotas

Joe Biden, presidente de Estados Unidos.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos. / AFP
Afp
14 de enero 2022 - 13:56

Washington, Estados Unidos/Enfrentado a las provocaciones de Corea del Norte y Rusia, una inflación récord, alza de hospitalizaciones por covid-19 y el naufragio parlamentario de una importante reforma electoral, Joe Biden vio cómo su presidencia hacía agua por todos lados esta semana.

El viernes, en un intento por enderezar el barco, Biden realizará un evento para alardear de su gigantesco plan para reconstruir la deteriorada infraestructura del país.

"El gobierno ha logrado un progreso clave hacia la implementación de la mayor inversión a largo plazo en infraestructura y competitividad de Estados Unidos en casi un siglo", dijo la Casa Blanca en un comunicado.

El 15 de noviembre, Biden promulgó con bombos y platillos estos gastos de 1.200 millones de dólares en carreteras, puentes, terminales para autos eléctricos y más. Entonces, se jactó del apoyo de la senadora demócrata Kyrsten Sinema, sonriente a su lado.

El jueves, la misma Sinema enterró en pocas palabras, en la tribuna del Senado, una importante reforma electoral con la que Biden prometía proteger el acceso a las urnas de los afroestadounidenses frente a las restricciones impuestas por ciertos estados conservadores del sur.

Viraje

Esta iniciativa es emblemática del giro que busca dar Biden: en dos discursos recientes, el presidente advirtió sobre el peligro que corre en su opinión la democracia estadounidense. Y lanzó ataques de una virulencia sin precedentes contra su antecesor republicano Donald Trump, y contra la oposición en general.

Los líderes demócratas preveían aprobar los dos proyectos de ley electorales por mayoría simple, eludiendo el filibusterismo, esto es, la regla de la Cámara Alta que requiere 60 votos en 100 para dar luz verde a los textos.

Pero obtener una mayoría simple también es complicado para los demócratas, dado que solo tienen 50 escaños en el Senado, a los que se suma el de la vicepresidenta Kamala Harris, frente a los 50 de los republicanos.

Sin Sinema y sin Joe Manchin, otro senador demócrata reacio, el intento de suspender el filibusterismo está condenado al fracaso, al igual que la reforma electoral.

El mismo jueves, la Corte Suprema anuló un requisito de vacunación anticovid que el presidente quería imponer a las grandes empresas.

Y el asesor de seguridad nacional de Biden admitió en rueda de prensa que después de un intenso ballet diplomático con Rusia, la amenaza de un nuevo conflicto en Ucrania aún no se había disipado.

Un día oscuro en medio de una semana calamitosa que recordó con dureza que Biden, investido hace poco menos de un año, hizo promesas muy grandes, con muy poco margen de maniobra. Su control del Congreso pende de un hilo y tiene que lidiar con una Corte Suprema que se ha vuelto muy conservadora.

Conejitos

En el frente económico, la inflación en Estados Unidos ha alcanzado su nivel más alto desde 1982. Y el país ha batido el récord de hospitalizados por covid-19. Además, la nueva ola del virus está vaciando las estanterías de los supermercados, ante problemas recurrentes de desabastecimiento desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.

El viernes, Corea del Norte llevó a cabo su tercera prueba de misiles del año, un nuevo motivo de tensión cuando Estados Unidos acaba de imponer nuevas sanciones financieras por lanzamientos anteriores.

A todo esto se suman las encuestas que, una tras otra, confirman la fuerte impopularidad del presidente. El sondeo de la Universidad de Quinnipiac le acreditó el miércoles solo un 33% de opiniones favorables. La mayoría de las encuestas de opinión le dan un índice de confianza de alrededor del 42%.

En este contexto, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, se esforzó por mostrar un vaso medio lleno.

"Más de 200 millones de personas están vacunadas (contra el covid-19). Hemos tenido una creación de empleo récord, tasas de desempleo históricamente bajas durante el último año. Hemos reconstruido nuestras alianzas y nuestras relaciones en todo el mundo", enfatizó el jueves.

Psaki reconoció los estrechos márgenes de acción en el Senado, pero aseguró que el presidente seguirá apoyando proyectos "difíciles".

"Ciertamente podríamos proponer leyes sobre si la gente apoya los conejitos y los helados, pero eso no sería muy gratificante para el pueblo estadounidense", ironizó.

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