Auge de extrema derecha y ecologistas en Bélgica fragmentan próximo Parlamento

El primer ministro belga, Charles Michel, emite su voto para las elecciones europeas en un colegio electoral en Limal. / AFP
Afp
27 2019 - 06:50

La caída de los partidos tradicionales en Bélgica, unida al auge de ultraderechistas y ecologistas, dejan un fragmentado paisaje político, que augura unas complejas negociaciones para formar gobierno.

La extrema derecha flamenca del Vlaams Belang (Interés flamenco), que pasó de 3 a 18 diputados en un Parlamento de 150, se convirtió en la sorpresa de estos comicios legislativos, convirtiéndose en la segunda fuerza política de la región.

En el otro extremo, la formación de izquierda radical Partido del Trabajo de Bélgica obtuvo 12 diputados en total entre las circunscripciones de Flandes, de la región francófona de Valonia y de la bilingüe de Bruselas-Capital.

La progresión de estas dos formaciones muestra la fragmentación del panorama político, si bien el actual primer ministro, el liberal francófono Charles Michel, ya descartó ambas en una eventual negociación de un gobierno de coalición.

"Los partidos no democráticos no están destinados a estar en las mayorías gubernamentales", aseguró el jefe de gobierno de un país reputado por las largas negociaciones para formar gobierno que, en 2010-2011, tomaron 541 días.

A partir del lunes, el rey Felipe de los Belgas debe realizar una primera ronda de consultas con los presidentes de los partidos, al término de la cual debe nombrar un "informador", una especie de mediador para explorar las diferentes opciones.

Su tarea se presenta ardua, máxime cuando las diferentes corrientes políticas -socialistas, liberales, democristianos, ecologistas...- se desdoblan con un partido para francófonos y otro para neerlandófonos.

'Ola verde'

Los cuatro partidos de la coalición de centro derecha en el poder entre 2014 y 2018, con los nacionalistas de la Nueva Alianza Flamenca como pilar antes de dejar caer el gobierno, pierden unos 20 diputados, alejándose de la mayoría.

La N-VA, primer partido del país y de Flandes, retrocede a los 25 escaños (-8); los liberales francófonos de Charles Michel se quedan con 14 (-6)) y los liberales neerlandófonos del Open VLD caen a los 12 (-2), el mismo número que los democristianos flamencos de la CD&V (-6).

En el sur del país, en Valonia, los socialistas francófonos retroceden ligeramente hasta los 20 escaños (-3), pero mantienen su primer puesto ante el auge de los ecologistas, que, por su parte, se convierten en la primera fuerza de la región de Bruselas.

Los ecologistas, que en todo el país lograrían 21 diputados, se convierten en uno de los vencedores de estos comicios y ya expresaron su disposición a formar "una coalición clima" con la izquierda, los centristas y los liberales.

"Hemos ganado ampliamente nuestra apuesta (...) Esta noche la ola verde progresa", se felicitó Zakia Khattabi, copresidenta de Écolo. Las semanas previas a la votación estuvieron marcadas por una serie de manifestaciones estudiantiles para llamar la atención sobre el cambio climático.

La otra cuestión clave de la campaña fue la política migratoria, máxime cuando a finales de 2018 los ministros de la N-VA salieron del gobierno por su oposición a la firma del Pacto Mundial sobre Migración de la ONU.

"Las derechas radicales cuentan con una dinámica positiva allí en Europa donde la cuestión identitaria está presente, como en Flandes", apuntó antes del escrutinio el politólogo Pascal Dewit, de la Universidad Libre de Bruselas (ULB).

Sobre la cuestión de los refugiados, el antiguo secretario de Estado de Migración, Theo Francken (N-VA), alimentó las tesis del Vlaams Belang, abiertamente antimigración. "En la retórica, era lo mismo", según el politólogo.

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