A dos días del referéndum catalán, militantes ocupan los centros de votación
Tras cinco años reclamando un plebiscito, el presidente catalán Carles Puigdemont decidió llevarlo a cabo desoyendo las prohibiciones judiciales.
A dos días del referéndum de autodeterminación prohibido, numerosos catalanes empezaron este viernes a ocupar los puntos de votación designados por el gobierno independentista regional que aseguró tener listo todo el dispositivo electoral a pesar de la oposición de Madrid.
"Yo me quedo a dormir aquí en principio con mi hijo mayor", alumno de la escuela, declaró a la AFP Gisela Losa, madre de tres alumnos en la escuela Reina Violant de Gracia, un barrio independentista de Barcelona.
"Tenemos 4 ó 5 familias como mínimo que vendremos con nuestros hijos y tal vez más, mañana seguro que tendremos muchas más", añadió.
Tras cinco años reclamando un plebiscito sobre la independencia de esta región de 7,5 millones de habitantes, rechazado férreamente por el gobierno español de Mariano Rajoy, el presidente catalán Carles Puigdemont decidió llevarlo a cabo desoyendo las prohibiciones judiciales.
Esta región mediterránea, responsable de 19% del PIB español, se encuentra dividida sobre la secesión pero más del 70% de sus habitantes, según los sondeos, están a favor de celebrar un referéndum si este contase con el acuerdo de Madrid.
En barrios y municipios organizaron "comités de defensa del referéndum", convocados a través de redes sociales, y empezaron a ocupar diferentes escuelas con el objetivo de mantenerlos abiertos hasta la votación del domingo con actividades como picnics, cine al aire fresco, talleres o conciertos.
"La gente vendrá el domingo y votará. Nosotros estamos aquí para garantizar que eso se podrá hacer", explicó por teléfono Oriol Amorós, alto cargo del gobierno, que ocupaba como "vecino" otro centro.
Alrededor de 5,3 millones de ciudadanos están llamados a esta votación, que debe celebrarse en un total de 2,315 colegios electorales, anunció este viernes el gobierno regional.
Tras dos semanas agitadas de campaña, más centradas en la actualidad judicial y policial, los independentistas celebraban este viernes su acto final con el que esperan acabar de convencer a los indecisos de participar en la controvertida votación.
"No será un referéndum"
Además de estar prohibida, la votación quedó dañada por las medidas desplegadas desde Madrid. La policía incautó abundante material electoral, detuvo a 14 altos cargos implicados en su organización, cerró numerosas webs y registró el departamento del gobierno encargado del recuento de votos.
Además, el organismo de supervisión electoral fue disuelto con sus miembros amenazados por multas de 12,000 euros diarios y el gobierno regional todavía no anunció su reemplazo.
"Lo que suceda el día 1 no será un referéndum", señaló el portavoz del gobierno español Íñigo Méndez de Vigo, enumerando las numerosas carencias del escrutinio.
La justicia también ordenó el miércoles a la policía cerrar los locales de votación, entre ellos escuelas y centros sanitarios. Esta instrucción pone en la cuerda floja a la policía regional catalana, dependiente del gobierno independentista.
Sus responsables, en un documento interno consultado por la AFP, mandaron a los agentes avisar a los organizadores de las ocupaciones que deben abandonar el lugar antes del "domingo a las 06H00" y, en caso de desobediencia pasiva, no aplicar la fuerza.
Si ellos no actuaran, el gobierno español, que coordina el dispositivo de seguridad, todavía cuenta con miles de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil enviados de refuerzo a la región.
Las medidas emprendidas contra el referendo generaron indignadas protestas de todo tipo de sectores: estibadores, bomberos, abogados, sindicatos, estudiantes y campesinos, que hicieron una marcha con cientos de tractores.
Dos expertos de Naciones Unidas advirtieron al gobierno de Rajoy de la necesidad de "garantizar el respeto a derechos fundamentales".
¿Votar o no votar?
La crisis económica mundial de 2008 y el recorte parcial en 2010 por parte del Tribunal Constitucional de un estatuto regional que daba más autonomía a Cataluña hicieron crecer exponencialmente el sentimiento independentista en esta región.
En septiembre de 2015, con un 47,6% de los votos, los independentistas se hicieron con una ajustada mayoría en el parlamento regional que les permitió emprender su proyecto de secesión a pesar de los reproches de la oposición de olvidar a una mayoría de catalanes.
Si bien la última encuesta del gobierno regional de julio daba mayoría a los contrarios a la secesión (49,4% contra 41,1%), los partidos y entidades del no declinaron hacer campaña y piden a sus seguidores abstenerse.
"El referéndum es una trampa", aseguraba a la AFP Álex Ramos, vicepresidente de la organización antiindependentista Sociedad Civil Catalana. "A ellos les da igual el resultado, lo que quieren es conseguir el derecho a la autodeterminación y tenerlo para siempre".