Solicitan 15 años de cárcel para historiador ruso que descuartizó a su pareja
La fiscalía rusa requirió el lunes 15 años de cárcel para el historiador Oleg Sokolov, juzgado en San Petersburgo por haber asesinado y descuartizado a su pareja, un caso que ha relanzado el debate sobre la violencia de género en Rusia.
Sokolov, de 63 años, profesor de Historia en la universidad estatal de San Petersburgo y especialista en Napoleón Bonaparte, fue detenido el 10 de noviembre de 2019.
La policía encontró al hombre, ebrio, en las riberas del río Moika. En la mochila, llevaba dos brazos de mujer y una pistola de alarma.
Más tarde, se hallaron otros restos de la víctima en otro río.
El historiador está siendo juzgado desde principios de junio por asesinato y posesión de armas.
El individuo confesó rápidamente haber matado y desmembrado a su compañera sentimental y exalumna, Anastasia Yeshchenko, de 24 años.
En una vista a mediados de octubre, el historiador aseguró que había matado a la mujer de forma accidental, cuando le disparó para "terminar con un aluvión de insultos" en una discusión, según la agencia Ria Novosti.
Los abogados de la defensa afirmaron el lunes que Sokolov había premeditado su acto tras una discusión. Había buscado en internet posibles lugares donde esconder el cuerpo, según ellos.
"Sokolov hizo todo lo posible para no ser detenido", declaró la abogada Alexandra Baksheyeva: "Aquí tenemos a un actor frustrado que ha actuado toda su vida, escondiendo bajo una máscara su naturaleza cruel".
La prestigiosa universidad estatal de San Petersburgo ya fue blanco de críticas por no actuar cuando Sokolov fue acusado en otra ocasión de actos violentos.
Una estudiante, que mantuvo una relación con Sokolov en 2008, interpuso una demanda, tras afirmar que la había atado a una silla, golpeado en la cara y amenazado con marcarla con fuego porque lo quería dejar, según informaron medios rusos.
En aquella ocasión, el centro no impuso ninguna medida disciplinaria contra el docente.
Este nuevo caso ha causado rápidamente revuelo en Rusia. Varias asociaciones lo consideran un ejemplo más del flagelo de la agresión contra la mujer en un país que despenalizó en 2017 la violencia doméstica y conyugal en la mayoría de los casos.