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Siria/Al menos cuatro personas murieron el domingo al reanudarse los enfrentamientos en la provincia de Sueida, en el sur de Siria, a pesar de un alto el fuego que puso fin a la oleada de violencia entre comunidades en julio, según una ONG.
La región de Sueida, de mayoría drusa, fue escenario de enfrentamientos entre esta minoría esotérica derivada del chiismo y beduinos sunitas, antes de que los combates se extendieran con la intervención de las fuerzas gubernamentales y combatientes tribales.
Un alto el fuego en Siria puso fin el 20 de julio a una semana de combates, que dejaron más de 1.400 muertos, en su mayoría drusos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Sin embargo, la situación sigue siendo tensa y el acceso a la provincia de Sueida es difícil.
La oenegé OSDH indicó que tres miembros de las fuerzas de seguridad sirias murieron cuando estallaron enfrentamientos "con facciones locales en el eje de Tal Hadid, en el oeste de la provincia de Sueida".
Anteriormente, según el OSDH, "un miembro de las facciones locales, originario de Sueida", había sido asesinado en Tal Hadid, "un punto estratégico elevado en el oeste de la provincia".
La organización también informó que se habían reanudado los combates en torno a la ciudad de Thaala, "tras disparos de cohetes y armas pesadas procedentes de zonas controladas por las fuerzas gubernamentales".
La agencia estatal SANA acusó a grupos drusos leales al líder espiritual Hikmat al Hijri de violar el alto el fuego al atacar a las tropas gubernamentales en Tal Hadid, matando a un oficial de las fuerzas de seguridad e hiriendo a otros.
En un comunicado, el Ministerio del Interior de Siria acusó a grupos locales de "lanzar ataques traicioneros contra fuerzas de seguridad interna en varios lugares y bombardear aldeas con cohetes y morteros, matando e hiriendo a varios miembros de las fuerzas de seguridad".
Las fuerzas gubernamentales sirias recuperaron el control de Tal Hadid tras los enfrentamientos, indicó una fuente de seguridad a la televisión estatal.
Los enfrentamientos de julio pusieron de manifiesto uno de los principales retos del presidente interino Ahmad al Sharaa, líder islamista de la coalición que derrocó a Bashar al Asad en diciembre, tras casi 14 años de guerra civil en Siria.
Aunque las nuevas autoridades declararon su intención de proteger a todos los grupos étnicos y religiosos, el asesinato de más de 1.400 alauitas y la violencia en Sueida despertaron dudas. El OSDH acusó a Damasco de "imponer un bloqueo a la provincia de Sueida para someter a sus habitantes".
Los residentes de Sueida protestaron el viernes para exigir la retirada de las fuerzas gubernamentales y la apertura de un corredor humanitario desde Jordania. La carretera que une Sueida con Damasco está cortada desde el 20 de julio.
Aunque Damasco acusa a grupos drusos de bloquearla, el OSDH sostiene que grupos armados aliados al gobierno controlan la zona e impiden el tránsito.
La ONU logró enviar algunos convoyes de ayuda humanitaria a Sueida, pero el Ministerio del Interior sirio anunció en televisión estatal que el corredor se había cerrado temporalmente "hasta que se garantice la seguridad de la zona".