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Cuando el Vaticano se prepara para uno de los momentos más solemnes y que deciden el rumbo de la Iglesia católica, con el próximo cónclave el 7 de mayo que elegirá al nuevo papa, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vuelve a generar polémica.
Y es que este sábado 3 de mayo, en su cuenta en Truth Social, ha posteado una imagen realizada con inteligencia artificial, donde aparece con la vestimenta papal.
En una de sus recientes declaraciones, el pasado 29 de abril, generó sorpresa al expresar que le “encantaría ser papa”, tras ser consultado sobre a quién le gustaría ver como sucesor del papa Francisco.
“Esa sería mi opción número uno”, afirmó ante un grupo de periodistas, con su característico tono desafiante y sarcástico, tal como registró en una nota la agencia AFP.
El comentario causó revuelo debido al “peso simbólico y religioso del cargo pontificio, así como la distancia entre la figura de Trump y los valores tradicionales de la Iglesia católica”, destacó AFP.
Vestido de blanco, con la mitra, la cruz pectoral dorada y con la mano como si estuviera impartiendo la bendición, aparece Trump representado por la IA.
El mandatario, según medios internacionales, también ha dicho que le gustaría que el arzobispo de Nueva York, el cardenal estadounidense Timothy Michael Dolan, que estará presente en el cónclave, fuese el próximo papa.
“Debo decir que hay un cardenal de un lugar llamado Nueva York que es muy bueno. Veremos qué pasa”, declaró en su momento el mandatario estadounidense.
Trump estuvo presente en la plaza de San Pedro el pasado 26 de abril, cuando se realizó el funeral del papa Francisco, donde también causó polémica por saltarse el protocolo y aparecer vestido con un traje azul.
La opinión pública sigue dividida, en un país que lo aclama y otra parte que lo rechaza, pero el aura papal que se atribuye el presidente está lejos de ser compartida por todos, según medios estadounidenses.
El próximo 7 de mayo los ojos del mundo se centran en el Vaticano, donde 133 cardenales electores estarán presentes en el cónclave que elegirá al sucesor de Pedro, un evento solemne que algunos vaticinan que podría tomar dos o tres días, tomando en cuenta los últimos cónclaves.