Bolsonaro le lava la cara a su gobierno cambiando a ministros más polémicos
El presidente Jair Bolsonaro relevó en los últimos meses a sus tres ministros más polémicos para tratar de mejorar la desastrosa imagen de Brasil y complacer a sectores que le permitan evitar un impeachment y reelegirse en 2022, apuntaron analistas consultados por la AFP.
Los cambios de ministros de Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Salud son sin embargo principalmente cosméticos, señalaron los expertos, que excluyen grandes giros en la lucha contra la deforestación o contra la pandemia de coronavirus que ya dejó más de medio millón de muertos en Brasil.
"El hecho de que esos tres ministros tuvieran mucha resistencia afuera pesó mucho en la decisión de Bolsonaro de sustituirlos, aunque también hubo factores internos", afirma Oliver Stuenkel, de la Fundación Getulio Vargas. Pero "son cambios más de apariencia que de esencia", agrega.
El último en caer, el miércoles, fue el titular de Medio Ambiente, Ricardo Salles. Su permanencia se había vuelto insostenible después que la corte suprema ordenara investigar su supuesta relación con operaciones de tala y contrabando ilegal de madera.
A Salles le llovieron las críticas de la comunidad internacional y de grupos ambientalistas, que le acusaban de fomentar el alarmante repunte de la deforestación amazónica, de reducir los presupuestos de los organismos de control y de preconizar la explotación de los recursos económicos en áreas protegidas.
También el sector del agronegocio consideraba que esa política ambiental dañaba la imagen de una potencia exportadora como Brasil y dificultaba la ratificación en Europa del acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur.
A Salles se le ensombreció aún más el panorama con la elección del presidente estadounidense Joe Biden, comprometido en la lucha contra el calentamiento global, en contraste con su antecesor Donald Trump, un aliado de Bolsonaro.
"Sin giro de 180º"
En su lugar, Bolsonaro nombró a Joaquim Alvaro Pereira Leite, un secretario del Ministerio y exconsejero de la Sociedad Rural Brasileña (SRB), lo cual según las oenegés augura poco cambio de rumbo.
"Esos cambios, como el de Salles, no conllevan cambios significativos de políticas. [Los ministros] salen elogiados por el presidente y sus sucesores pueden hacer alteraciones puntuales, pero que no serán giros de 180%", afirmó el analista político Thomaz Favaro, de Control Risks.
A finales de marzo, fue el turno del canciller Ernesto Araújo, uno de los principales exponentes del "ala ideológica" del gobierno, en cruzada contra el "marxismo cultural" y el "globalismo".
Sus detractores criticaban su alineación automática con la diplomacia de Trump y atribuyeron a sus frecuentes altercados con China, primer socio comercial de Brasil, las dificultades en la compra de vacunas e insumos contra el coronavirus.
El agronegocio se tiraba de los pelos cada vez que Araújo se metía con Pekín, como cuando se posicionó contra la participación de China en la futura red 5G de Brasil.
"China no estaba contenta con él y su salida ayudó a reducir las tensiones", dijo Stuenkel.
Dos semanas antes, había dimitido el general Eduardo Pazuello, el tercer ministro de Salud de Bolsonaro desde su llegada al poder en 2019.
Su salida estaba cantada por su catastrófica gestión de la pandemia, sobre todo de la crisis de suministro de oxígeno que en enero provocó la muerte por asfixia de decenas de personas en Manaos, capital del estado Amazonas.
Pazuello fue reemplazado por un médico, Marcelo Queiroga, que trata de conciliar las medidas sanitarias básicas para frenar la enfermedad con la vociferación de Bolsonaro contra el uso obligatorio de máscaras y a favor de tratamientos sin eficacia comprobada contra el covid.
"Un gesto hacia el 'centrao'"
Para el politólogo Thiago Vidal, de la consultora Prospectiva, los relevos de Araújo y Pazuello fueron además "un gesto" de Bolsonaro hacia el "centrao" (gran centro), un grupo de partidos conservadores que presionan, apoyan o deponen presidentes según su conveniencia del momento.
Su respaldo es básico para Bolsonaro, con la popularidad en baja y confrontado a decenas de pedidos de impeachment en el Congreso.
El mandatario es blanco además de una investigación de una comisión senatorial sobre la presunta responsabilidad de su gobierno en el fracaso de la lucha contra el coronavirus.