Crisis por nuevo retiro de fondos de pensiones en Chile vuelve a golpear a Piñera
Chile atraviesa una nueva crisis política debido al choque entre el presidente Sebastián Piñera y el Congreso por un polémico tercer retiro de los fondos pensiones, ante los estragos que la pandemia causa en la ciudadanía y ayudas sociales tardías.
Tras cinco semanas de cuarentena en buena parte del país y el resurgimiento de protestas sociales, el Congreso aprobó el viernes por amplia mayoría el retiro de hasta un 10% de los fondos privados de pensiones, una medida con amplio apoyo popular.
Impulsada por la oposición de centro izquierda y con el respaldo de amplios sectores del oficialismo frente a la tardanza en la entrega de ayudas sociales, la iniciativa fue impugnada por el gobierno ante el Tribunal Constitucional, que ya falló en contra de una iniciativa similar que planteaba un segundo retiro.
Sin embargo, en la instancia anterior el retiro se concretó tras la presentación de un proyecto del gobierno, que contó con sanción legislativa.
Ahora, Piñera, que sufre una brusca caída de popularidad, recurre a una estrategia parecida con la presentación de un proyecto propio, con el fin de defender la facultad del presidencial de plantear ayudas a expensas del fisco.
Sin cambios sustantivos respecto a la iniciativa opositora, la propuesta de Piñera, que anunció la noche del domingo, agravó la tensión entre ambos poderes en momentos en que trabajadores portuarios iniciaron una paralización y varios gremios convocan para el viernes una huelga general en rechazo a la decisión del mandatario de recurrir al Tribunal Constitucional.
El nuevo articulado "no formula ningún reparo sustantivo al proyecto aprobado por el Congreso, por lo que bien pudo haberlo convertido en ley y actuar con la diligencia que demanda la actual situación", dijeron 21 senadores de la oposición el lunes en una declaración conjunta.
La oposición recrimina a Piñera que las ayudas sociales han sido pocas, selectivas y tardías para la magnitud de las cuarentenas prolongadas que han impactado en el bolsillo de las clases media y baja de este país.
Si bien la nueva propuesta entrega un bono de 200.000 pesos (285 dólares) para quienes quedaron con sus cuentas en cero con los dos retiros anteriores autorizados en julio y enero, agrega una polémica propuesta para recuperar los fondos.
Así, propone un aumento de 2% a los aportes de los empleadores y un aporte del Estado para recuperar los fondos de las cuestionadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), uno de los ejes de la molestia ciudadana que desembocó en las protestas sociales de octubre de 2019.
Con su propuesta el mandatario "ha expresado la voluntad de entregar mayores recursos a las AFP, lo cual redunda en el fortalecimiento de un sistema agotado, y asimismo gravar a las clases medias, -especialmente pequeños y medianos empresarios― con nuevos impuestos", agrega la declaración de los senadores.
Nubarrones políticos
Sin intentar un acuerdo previo con la oposición ni escuchar el reclamo de las manifestaciones para acceder rápidamente a un tercer retiro, la nueva estrategia de Piñera acentuó la profunda crisis institucional y política que enfrenta su gobierno, dijo el cientista político académico de la Universidad de Santiago, Marcelo Mella.
"El modo de tomar decisiones es un modo no sólo tecnocrático, sino que también extremadamente elitista, con poca conversación, y parte del malestar que caracteriza a la sociedad chilena hoy día es la demanda de una democracia donde los destinatarios de las políticas sean más considerados", afirmó Mella a la AFP.
Con una popularidad en el nivel más bajo para un mandatario desde el retorno a la democracia (9%), Piñera ha perdido incluso el apoyo de sus aliados, lo que se expresó en la durísima derrota política que sufrió en el Congreso el viernes pasado.
"Su propuesta lo único que logra es profundizar la desconfianza que genera él y su gobierno; llega tarde y agudiza un conflicto institucional que está instalado en el Congreso", afirmó el senador de derecha Manuel José Ossandón.
En un año electoral en el que en tres semanas se acude a las urnas para elegir alcaldes, concejales y constituyentes, antes de los comicios presidenciales y parlamentarios de noviembre, las posturas más radicales y populistas ganan terreno como nunca antes en el Congreso.
"Será difícil encontrar en la historia del Congreso chileno una legislatura más destructiva que la actual", planteó el columnista Héctor Soto.
Con una pandemia aún lejos de resolverse –pese al avance del proceso de vacunación- y una reactivación económica que tardará más de lo esperado, "los nubarrones verdaderamente amenazadores para Chile son los que se han instalado en el plano político", advirtió Soto en su análisis.