Viuda de Pinochet niega malversación de fondos públicos

Lucía Hiriart, esposa del exdictador chileno Augusto Pinochet.
Lucía Hiriart, viuda del exdictador chileno Augusto Pinochet. / EFE
Afp
29 de diciembre 2016 - 12:27

Lucía Hiriart, viuda del exdictador chileno Augusto Pinochet, negó en una declaración judicial haberse quedado con el dinero de la venta de inmuebles de una fundación social que presidía, en el marco de la investigación por malversación de fondos públicos abierta en su contra.

"Todos los dineros producto de esas ventas volvieron al patrimonio de (la Fundación) Cema Chile. Nunca se distrajeron esos dineros para fines particulares, ni míos ni de mis familiares", declaró Hiriart el 14 de diciembre, según extractos de su declaración judicial publicada este jueves por el diario chileno El Mercurio.

"Por mí no pasaba ni un centavo", agregó la viuda del exdictador, de 94 años, al juez Guillermo de la Barra, ante quien prestó declaración en calidad de "inculpada".

"Quiero decir que no le creo", comentó por su parte a periodistas Nivia Palma, ministra del Ministerio de Bienes Nacionales, que hasta ahora ha logrado identificar 134 inmuebles de propiedad de la Fundación Cema Chile, de los cuales 118 han sido tasados y valorados en unos 120 millones de dólares.

Según la denuncia presentada ante la Justicia, solo entre 2009 y 2015 dicha Fundación habría vendido 36 inmuebles por valor de unos 18,4 millones de dólares, los cuales se investiga si pudieron ir a parar a las arcas de la familia del exdictador.

La declaración como inculpada de la viudad de Pinochet trascendió el mismo día en el que supo que desde hace dos días permanece internada en el Hospital Militar de Santiago bajo "diagnóstico reservado", según confirmó una fuente judicial a la AFP.

Considerada la mujer fuerte tras la cruenta dictadura de su marido (1973-1990), había permanecido relegada de la escena pública desde la muerte de su esposo en diciembre de 2006.

Creada para capacitar en oficios menores a amas de casa, la Fundación Cema Chile fue usada para ampliar la base de apoyo popular al régimen de Pinochet, con centros en las principales comunas del país a los que las mujeres iban a tejer, bordar o tomar el té.

Con un inmenso patrimonio inmobiliario y casi sin funcionamiento, sólo el año pasado y, tras una denuncia periodística, el peso de la justicia cayó sobre la institución y quien era hasta hace poco su presidenta vitalicia.

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