Los congresillos enconan la medición de fuerzas en el PRD

La facción de Pedro Miguel González se declara vencedora, mientras la de Ernesto Pérez Balladares llama a la cautela: los congresillos del PRD, que determinan quién es quién en el partido, están dividiendo más que unificar a la fuerza política más grande del país. Con un tercio de los resultados en la mano, ninguno de los dos se reconoce perdedor.

El Movimiento de Refundación y Rescate Torrijista (MRRT), que respalda a González, ha asegurado a TVN Noticias haber ganado siete de 10 presidencias regionales (CDN) y gozar del respaldo del 58% de los delegados.

Desde su prisma, la victoria más notable está en Veraguas, región dominada por González y el presidente de la Asamblea, Rubén de León. Tienen 217 delegados, y al presidente regional.

La cuenta actualizada, según ha establecido el MRRT, es que sus propuestas han sido respaldadas por 893 de cerca de 1,500 delegados que habían emitido sus votos hasta el domingo. El 35% del total de 4200 delegados han sido ya convocados a las urnas y han acudido, según el partido, a tasas “superiores” al 90%.

Esa fiesta no encuentra endoso en la esquina de Pérez Balladares.

El 'empate' que invoca el statu-quo

“Estamos prácticamente empatados, estamos en un empate técnico”, insiste el exdiputado Rogelio Paredes, asesor del exmandatario y candidato a la Secretaría General del partido, mismo cargo al que aspira Pedro Miguel González.

Para Paredes, las cosas están parejas, porque “hay victorias que la otra facción se adjudica y que no se pueden atribuir a nadie”.

Por ejemplo, dice, las de Herrera y Arraiján.

En la primera ha insistido en que Mateo Castillero “recibió votos combinados” (es decir, de delegados que apoyan tanto la propuesta de Pérez Balladares como la de Pedro Miguel González), versión que desde el ala de González niegan al considerar que Castillero es “enemigo acérrimo” de Pérez Balladares.

En el segundo caso, agrega Paredes, el ganador, Rolin Rodríguez, si bien fue postulado por la facción de Pedro Miguel, tenía a un suplente del bando contrario.

“Además, yo le di mi voto a Rolin, y no pueden inferir que por eso yo los apoyo a ellos para las elecciones del Comité Ejecutivo Nacional, porque no es así”, insiste Paredes.

Entonces, para las cuentas del actual statu quo perredista, que ganó con claridad los dos congresillos de Colón y uno en Guna Yala, las cosas van más o menos así: tres ellos, cuatro Pedro Miguel González, dos mixtos y uno neutro, Nicolás Rojas, de Chepo.

Desde el MRRT sostienen, sin embargo, que Rojas es una victoria suya. Era uno de los tres candidatos del bloque disidente y ganó.

Las posturas de cada cual

Ahora plantean que su escalada de triunfo marca ya una tendencia.

“La gente está viendo lo que pasa en las demás áreas de organización y está apoyando el movimiento”, dice Carlos Aguilar, vocero del MRRT.

Desde esa facción sostienen que la diferencia con el ala de Pérez Balladares y Benicio Robinson es que ellos “no promueven figuras” a las elecciones de 2019, sino un proyecto de renovación, “con propuestas”, y que persiga unir al partido en torno a la idea de volver a la raíz del torrijismo. Por ello su consigna es “primero el Partido y después el candidato”.

Entonces, aplican la lógica de que si los presidentes regionales de su ala han ganado en la mayoría de las elecciones, la gente “se alineará” con la propuesta para los comicios al Comité Ejecutivo Nacional, incluida la Secretaría General, en octubre próximo.

Hasta entonces, el partido deberá definir 26 presidencias y directorios regionales, entre ellas las de Chiriquí (este fin de semana), Bocas del Toro y las mas reñidas, las de las de los distritos de Panamá y San Miguelito, este último de complicado y casi impronosticables resultados por lo enconado pugilato entre las facciones enfrentadas.

Aunque nada está escrito en piedra, cualquiera de las dos facciones que demuestre que ganó la mayoría del Consejo Directivo Nacional, máxima autoridad del Partido entre congresos, tiene en buena medida asegurada una importante fuerza con miras a controlar el CEN en el congreso que se celebrará el 30 de octubre próximo.

Bajo el estigma de que el divisionismo ha sido la principal causa de dos sucesivas y contundentes derrotas presidenciales, el PRD tiene todavía un pesado lastre que evacuar antes de presentarse a los comicios de 2019. ¿Lo logrará?