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Gersson Rosas, primer presidente latino en la NBA que elegirá al número 1 del Draft

Le toca tomar una decisión importante

Gersson Rosas
Gersson Rosas / nba.com
Afp
17 de noviembre 2020 - 16:12

La decisión más esperada cada año en la NBA, la elección del número uno del Draft, estará el miércoles por primera vez en manos de un latinoamericano, el colombiano Gersson Rosas, presidente de operaciones de los Minnesota Timberwolves.

Todos los focos, y las especulaciones, recaen en cuál de las grandes promesas del básquetbol seleccionará Rosas para reimpulsar a los Timberwolves, franquicia que en 2019 le ofreció el cargo con más poder al que ha accedido un latinoamericano en la NBA, solo por debajo del propietario.

"Es increíblemente especial. Es un privilegio que no me tomo a la ligera", dice Rosas en una entrevista con la AFP. "Espero que sea un momento de motivación para otros latinos y latinas en toda América Latina, que vean que si yo puedo hacerlo, ellos también".

Nacido en 1978 en Bogotá, Rosas se mudó con sus padres y hermanos a Estados Unidos a los tres años. Su padre, propietario de un negocio, y su madre, comunicadora, abandonaron sus empleos buscando un entorno más seguro y mayores oportunidades para sus hijos en Houston (Texas), donde tenían familiares.

"Aquí empezaron de cero, tratando de encontrar su camino en cualquier trabajo u oportunidad que se les presentaba, aprendiendo un nuevo idioma, nuevas culturas", recuerda Rosas.

El padre del ejecutivo era un gran aficionado al fútbol en Colombia y le transmitió su pasión por los deportes, que también les sirvió a ambos para conectar con su nueva sociedad.

"Yo era el niño que de muy pequeño, con seis, siete, ocho años, estaba viendo 'SportsCenter' (noticiero deportivo) a las siete de la mañana. Leía el periódico todos los días. Era mi pasión y mi deseo", asegura.

Aunque el béisbol fue el primer deporte del que se enamoró, Rosas enfocó toda su atención y entusiasmo en el básquetbol. Lo practicó como jugador pero ya desde la adolescencia tenía claro que su forma de hacerse una carrera sería otra.

"Conocí a mi esposa en el instituto y un día hablando sobre el futuro me preguntó qué quería hacer. Y yo le respondí: 'quiero ser mánager general en la NBA", recuerda. "Ella no era una gran aficionada a los deportes y me respondió: 'Ok, suena bien".

Sin referentes en la NBA

"Entonces simplemente disfrutaba de la perspectiva de trabajar en el deporte, de crear un equipo, una organización, dentro y fuera de la cancha", señala Rosas, que no se dejó desanimar por la ausencia de latinoamericanos en ese tipo de puestos en el deporte estadounidense.

"Siempre quieres ver ahí a gente como tú para aprender de esas experiencias. Recuerdo ver cómo en el béisbol (el dominicano) Omar Minaya se convirtió en mánager general de los Expos y los Mets y para mí fue lo más cercano", recuerda. "Verle tener éxito, dirigir y construir un equipo me inspiró mucho. Si él pudo hacerlo, no había razón para que yo no".

Con el apoyo de sus padres, Rosas se graduó en administración de negocios deportivos en la Universidad de Houston y su periplo en los despachos de la NBA comenzó con una pasantía en los Rockets.

Al término de ese periodo Dennis Lindsey, entonces al frente de los Rockets y hoy ocupando el mismo cargo que Rosas en los Utah Jazz, le dijo que no estaba listo para sumarse al equipo y que necesitaba de una mayor experiencia en la pista, por lo que el colombiano se empleó durante varios años como entrenador asistente de un equipo de instituto.

Rosas también sacó provecho de su propio perfil, trabajando como traductor entre agentes de la liga y sus clientes de habla hispana y como coordinador de la federación venezolana durante el Mundial de 2002.

Una liga cada vez más diversa

Cuando se abrió una vacante en Houston, Rosas ya estaba preparado para aprovecharla, comenzando una trayectoria de 17 temporadas en la dirección deportiva de los Rockets y un breve paso de tres meses en 2013 como mánager general de los Dallas Mavericks, donde tuvo desavenencias con el propietario Mark Cuban.

Con su llegada a los Timberwolves, donde en una sola temporada ha transformado la plantilla, Rosas se sumó al pequeño grupo de personas de ascendencia latinoamericana en puestos de dirección, que apenas incluye al entrenador de los Charlotte Hornets, James Borrego, y a Raúl Fernández, dueño minoritario de los Washington Wizards.

"Creo que este es un gran momento para la diversidad en todos los niveles en la NBA. La liga tiene una mentalidad muy abierta", recalca. "Esta liga se basa en encontrar personas talentosas, y hay mucha gente talentosa en América Latina. Sé que las franquicias valoran esa experiencia, ese perfil y esa perspectiva".

El propio Rosas ha aplicado ese principio para formar su equipo en Minnesota, reclutando a asistentes de otros países, que le ayudarán a tomar la decisión que toda la NBA espera, la primera selección del draft.

"La gente me pregunta todo el tiempo si me siento presionado", reconoce. "Pero no se puede hacer este trabajo con miedo ni con presión. Confío en nuestra gente, en el trabajo que hemos hecho, en el jugador que vamos a seleccionar y en lo que ese talento significará para nuestra organización".

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