Alex Rodríguez contra Vladimir Guerrero encuentro de Gigantes
NUEVA YORK (AP) — Llegó en 2004 con bombos y platillos a un equipo que había ganado la Serie Mundial hace poco, pero que no ha vuelto a coronarse por más que su presencia en los playoffs es una constante. El motivo de los fracasos en los playoffs fue su aporte mínimo con el madero, sobre todo en situaciones decisivas, pese a ser uno de los bateadores más temidos en las Grandes ligas y un ex ganador del premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana. ¿Alex Rodríguez? Nada de eso. Se trata de Vladimir Guerrero, uno de los peloteros que más ha dejado que desear en la postemporada en el curso de esta década. Mientras Rodríguez se ha apropiado de la denominación de "Mister October" este mes, Guerrero ha vuelto a decepcionar devaluando su cotización en un momento crucial en su carrera. Relegado de los jardines al papel de bateador designado con los Angelinos de Los Angeles, Guerrero será agente libre y a sus 34 años el dominicano podría encontrarse con un interés menguado por sus servicios debido a la percepción de que ha entrado en un declive irreversible. Guerrero apenas jugó 100 partidos durante la campaña regular, con un registro de 15 jonrones y 50 carreras impulsadas. La cifra de cuadrangulares fue la más baja desde que disparó 11 en 1997, cuando tenía 22 años. También redondeó sus peores guarismos en promedio de bateo (.295), porcentaje de embase (.334) y slugging (.460). Si bien conectó el sencillo que le dio a los Angelinos el triunfo para completar la barrida contra Boston en la primera ronda de los playoffs, el desempeño de Guerrero en la postemporada ha sido otra vez marcado por las oportunidades desperdiciadas. Ha bateado cinco hits en 19 turnos en el actual serie contra los Yanquis de Nueva York para elevar su promedio a .153 en series de campeonato de la Liga Americana, con una decena de corredores dejados en base. Se ha hecho evidente que las lesiones le empezaron a pasar factura a un jugador que antes era considerado como uno de los outs más difíciles gracias a un swing que le hacía contacto a pelotas dentro y fuera de la zona de strike. Guerrero estuvo dos veces en la lista de lesionados este año, primero con una molestia en el músculo del pecho y luego en la pierna izquierda. Tal vez pecando de necio, el manager Mike Scioscia lo ha mantenido como cuarto al bate por encima del cubano Kendry Morales, que conectó 34 jonrones en la campaña. Pero los Angelinos mantienen la confianza en Guerrero. "Si no fuese por Vlad, quizás no estaríamos donde estamos", dijo el jardinero Torii Hunter. "Sólo su nombre y reputación nos ayudan, porque hace que los pitchers piensen las cosas en forma diferente". "No ha producido como el Vladimir de siempre, pero lo ha hecho bien", declaró el coach de bateo Mickey Hatcher. La verdad es que Guerrero ya no es el out imposible de antes y batear le cuesta más. Guerrero reconoció sus dificultades. "Ahora mismo la gran diferencia es que tengo que cuidarme más el físico, trabajar que la rodilla esté fuerte". En la otra vereda está Rodríguez, quien han dejado en el olvido sus penurias de octubre y el escándalo del pasado febrero cuando confesó haber consumido esteroides en su época con los Rangers de Texas. Los playoffs de 2009 han sido asombrosos para "A-Rod". En siete juegos, el antesalista acumula promedio de .407 con cinco jonrones y 11 impulsadas. Rebosa una seguridad absoluta en cada viaje al plato, como si estuviese completamente seguro que va a causar daño. Es la sombra del endeble bateador que redondeó promedio de .159, con apenas un jonrón y una impulsada entre 2005 y 2007. Su compañero y jardinero Nick Swisher destacó que Rodríguez vive un momento especial de gracia. "Debe sentirse que le está bateando a una pelota de playa", dijo Swisher. "...Cuando crezca, yo quiero ser como Alex Rodríguez". Rodríguez no oculta su alivio por haber finalmente silenciado los cuestionamientos sobre su escasa producción en postemporada. "Ya no tengo que hablar mucho. No tengo que estar justificándome. Eso es lo bueno de todo", indicó. Guerrero, en cambio, se está quedando sin margen de maniobra para redimirse y justificar sus méritos para un nuevo contrato. Sus Angelinos están abajo 3-1 y el jueves podría jugar su último partido con el club de California